Lo pactado entre Zapatero y Bono es que el ministro de Defensa saldría a la palestra para tratar de eliminar todo tipo de especulaciones sobre los motivos de su salida. Por supuesto, nadie le ha comprado el discurso de que se iba para dedicarse a su familia y que se trataba de una decisión trasladada al Presidente del Gobierno hace seis meses con una carta de dimisión desde hace tres meses. He seguido hasta que el Presidente diera su conformidad institucional y personal, señala Bono. Eso sí, el de momento ministro de Defensa ha agradecido a Zapatero que dijera en la mañana de este viernes que si quisiera seguir, seguiría.

Además, ha agradecido solemnemente a Zapatero que le eligiera como ministro y ha mostrado también su agradecimiento al Rey por su apoyo en momentos personalmente difíciles.

Pero junto a la fidelidad, la crítica. Ha citado a Indalecio Prieto afirmando que siente España hasta los tuétanos. Ha reiterado su orgullo de ser español y la pasión que siente al ver la bandera nacional como signo de la libertad y de la igualdad entre todos los españoles. También ha traído a la memoria a Felipe González al afirmar que no nacerá el hombre que valga más que otro hombre y ha defendido el PSOE en el que se afilió en 1969 como el partido que lucha por la solidaridad y la igualdad entre todos.

Y por si no se le había entendido suficientemente, señala que para tranquilizarse él, el ministro de Defensa 427. No hay que dramatizar, todo tiene un comienzo y un final. Un final no deseado por Bono que reconoce que lo piensa del Estatut es irrelevante en este momento, aunque recuerda que lo dicho, dicho está. Y es todo menos bonito. Y más: como ya está de retirada y va un tanto sobrado, Bono señala que hay cosas que no dirá. Lo suficiente para alimentar la especulación.