El gobierno sigue sin aclarar si el "siniestro" ocurrido ayer en Afganistán fue un accidente o un ataque exterior. El ministro de Defensa, José Bono, dejó abierta la puerta a las dos hipótesis, sin querer ponderar una sobre otra. Eso sí, la fotografía difundida por Defensa avala la tesis de que se trató de un ataque, al tratarse de una zona llana, aunque estuviera rodeada de montañas.

La Voz de Galicia avala esta tesis informando que un superviviente gallego confirmó que habían sido atacados. La misma tesis que un general de aviación confirmaba a hispanidad.com. Sin embargo, desde Intereconomía -citando fuentes militares- se defiende que el "siniestro" obedeció a un accidente motivado como consecuencia del sobrepeso soportado por los helicópteros.

Bono se encuentra en la zona preocupado con la identificación de los cadáveres. En videoconferencia con el presidente del gobierno, Rodríguez Zapatero, sigue sin descartar ninguna hipótesis, pero se decanta por el accidente. Según el ministro el helicóptero habría sido azotado por una ráfaga de fuertes vientos y racheados. Una versión que contrasta con la ofrecida por el superviviente gallego. ¿Transparencia?

El gobierno se encuentra atrapado porque si fue un accidente, se trata de una reedición del Yak. Si en cambio fuera un ataque, el gobierno deberá de explicar por qué España se metió en un conflicto que había sido no recomendado por el propio Ejército.

Por cierto, llamativo que los familiares de las víctimas del Yak42 aparezcan ahora en los medios rogando la no politización de las víctimas del Puma. ¿Casualidad?