Sr. Director:
Para una gran mayoría de españoles es pública y notoria su postura incoherente en materia religiosa-católica, de la que ha hecho muestra repetidas veces.

 

Ahora, nos consta se ha negado a recibir el millón de firmas recogidas  contra de la Ley del aborto. Ni como católico convencido, ni como presidente de la Cámara baja, es admisible esta desconcertante actitud suya. Muy bien sabe que para  un católico la defensa de la vida desde su concepción hasta su final, es algo innegociable, unánime y innegable. La Palabra de Dios en la Biblia nos dice que hay  que obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch 5,29). Da la penosa impresión que para Ud. lo prioritario son sus intereses partidistas y en asunto tan grave y trascendente, el no dejar libertad de conciencia. Esto es inmoral,  injusto y antidemocrático.

Todos los ciudadanos tenemos  derecho a manifestar nuestras convicciones para que los legisladores oigan las justas reclamaciones. El millón de firmas es sólo la punta de iceberg del sentir generalizado del pueblo español. 

Ud. al desoír y despreciar estas firmas, no cumple con su deber de católico y de Presidente. Muy mal.  Esto se llama incoherencia. Que Dios, juez supremo, le perdone, si se arrepiente y le ilumine para ser más coherente con su fe.

Miguel Rivilla San Martín