El bellotari estaba calmado, moderado, como encorsetado. Se preguntó si no sería mejor parar el proceso y tratar de consensuar con el PP. Mientras tanto, Rajoy está preparado en caso de que Zapatero opte por el diálogo y trate de alcanzar un consenso. Pero a Ibarra le habría gustado decir aquello de penalti y expulsión. Y a buen seguro que Bono habría aplaudido con las orejas. Porque por supuesto, el 'cajtellano-manchego' estaba ahí, dándole aliento al barón, pastoreando la silente rebelión socialista antiestatut.

Y por si alguien no había reparado en su presencia, Bono acudió acompañado de un militar bien condecorado. Para demostrar que había buen rollo con el Ejército, que los uniformados se habían incorporado con puntualidad al constitucionalismo y que podían pasearse tranquilamente por los foros civiles. Muy bonito, pero cada vez menos creíble.