El director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, no podrá añadir una muesca más a su revólver: esta vez no ha conseguido tumbar al presidente de la principal empresa española, César Alierta. En la mañana del viernes, la Audiencia de Madrid decidía archivar el caso. Es cierto, como afirma El Mundo, que la Audiencia ha decidido anular el caso por prescripción del presunto delito una de las muchas alegaciones presentadas por los abogados de Alierta- pero también lo es que el dictamen expone serias dudas sobre que haya podido existir delito de información privilegiada.

No obstante, sólo un juez decidió imputar a Alierta, mientras la Comisión Nacional del Mercado de valores (CNMV), así como tres instancias judiciales, ha absuelto a Alierta.

Quedan pues absueltos tanto César Alierta como Ana Cristina Placer (su esposa) y su sobrino, Javier Placer en un caso al que la prensa no ha prestado mucha atención porque muchos medios consideraban que se trataba de un montaje de Pedro J. En Hispanidad hemos repetido que la operación es fea, porque la mujer del César Un sobrino dedicado la intermediación bursátil simplemente no debe invertir en ninguna circunstancia en la empresa que preside su tío. Ahora bien, los argumentos del fiscal anticorrupción, que eran los de El Mundo, resultaban un tanto ridículos: subida del precio del tabaco (se realizaba todos los años) o compra de una distribuidora de habanos algo que ya había sido anunciado por el propio Alierta. Además, el juez recuerda que la información privilegiada no puede medirse durante un periodo muy dilatado de tiempo.

Pero el problema no es si Alierta es inocente o no. El problema es la utilización que de la justicia ha realizado Pedro J. Ramírez para mantener en todo lo alto su prestigio de matagigantes y hombre temido por los poderosos, sean de la política o de la economía. A la sombra de El Mundo se creó una asociación de accionistas fantasma (AUGE) que es la que ha creado el caso Alierta, con el apoyo mediático, naturalmente, de El Mundo. Incluso el creador de AUGE, el abogado José María Davó, llegó a confesar a una periodista de Época su relación con El Mundo y su utilización de la asociación para sacarle 100 millones de pesetas a Alierta. La juez no aceptó la grabación como prueba, pero ahí está la cinta.

En cualquier caso, Pedro J. Ramírez ha perdido una batalla, y corre el riesgo de no ser tan temido como antes.