El presidente de La Caixa respondió que eso no sería entendido en Cataluña. Se abre la posibilidad de convertir la OPA hostil en una operación amistosa. Fornesa y Fainé consideran que es vital convencer a Caja Madrid, pero Miguel Blesa les encamina a Manuel Pizarro. Principal problema de una solución pactada: ¿Dónde estaría la sede social, en Madrid y Barcelona?

Ocurrió el mismo día 5 de septiembre, poco después del mediodía, cuando Gas Natural anunciaba su OPA hostil sobre Endesa y se suspendía la cotización de ambos valores. El presidente de La Caixa llamaba a Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid y accionista de Endesa con casi un 10% del capital. Fornesa le anuncia la OPA y le comunica sus razones: además de ser una buena operación, considera que Gas Natural tiene un riesgo estratégico importante, dada la evolución de las tarifas del gas y lo difícil que es abrirse camino hacia el consumidor final en el terreno eléctrico. A ello se une la obligación de mantener el suministro, la necesidad de diversificación, etc.

Es en ese momento cuando Blesa le responde que, si esos son los motivos, hay otra forma de diversificar y reducir el riesgo del monocultivo : que fuera Endesa la que comprara GN. En definitiva, transformar una OPA hostil en una operación amistosa. Fornesa respondió que eso no sería entendido en Cataluña.

El propio Blesa comunicó al Consejo de Endesa, en su primera reunión tras la OPA, la llamada de Fornesa y su respuesta, en la que también añadió que no era posible negociar mientras no se retirase la OPA. Pero la llamada de Fornesa sólo sería la primera entre muchas. En efecto, apenas dos días después de hacerse pública la OPA, el director general de La Caixa, Isidro Fainé, vuelve a la carga. Aprovechando una comida del subgobernador del Banco de España, Gonzalo Gil, con los máximos responsables de las más importantes cajas de ahorros del país, celebrada en la sede social de Caja Madrid, en las madrileñas Torres KIO. Blesa le comunica que mientras no se retire la OPA, él no puede negociar nada.

Pero La Caixa insiste: quiere un acuerdo con Caja Madrid, dado que considera que las relaciones con el presidente Pizarro están rotas. Blesa les encamina precisamente hacia Endesa, pero ya les advierte por anticipado que GN es la tercera parte de Endesa, que la transformación de hostil en amistosa debe hacerse siguiendo otros criterios. Al final, todos niegan la politización de la operación alrededor de una pugna más entre Madrid y Barcelona, pero lo cierto es que la cosa sigue ahí. De hecho, la vía hacia una contratación amistosa, sin duda la más beneficiosa para el país, topa con una pregunta primera y esencial: ¿Dónde estaría la sede social, en Barcelona o en Madrid?

En cualquier caso, la historia e las opas hostiles en España es la historia de un fracaso, eso sí, fracasos que al final generan fusiones amistosas y un nuevo escenario. Ocurrió con la OPA del Bilbao de Sánchez Asiaín sobre el Banesto, con la de los Entrecanales sobre Cubiertas, con la de CVNE y Bodegas Bilbaínas, e incluso con la de Gas Natural sobre Iberdrola. Si la operación Gas Natural no sale, saldrá otra u otras.