• Cifras duras pero creíbles. Todo el esfuerzo a provisionar.
  • Eso sí, falta información sobre la morosidad reducida a fallidos, un dato clave.
  • Primer banco en presentar resultados y el primero en no atender los deseos del Gobierno de beneficio cero en 2011: Emilio Botín no está por la labor.
  • Engordar para vender: Banesto participará en las adjudicaciones de cajas de ahorros, porque necesita tamaño para resultar apetecible.
Las cuentas de Banesto correspondientes al Ejercicio 2011 resultan muy duras, pero creíbles. Hay que felicitar a los gestores, Antonio Basagoiti, presidente, y José García Cantera, consejero delegado, porque la sinceridad es un valor.Sin embargo, parece que la nota de prensa quiere poner mucho énfasis en el extraordinario esfuerzo de dotaciones que ha hecho el banco, de manera muy especial para inmuebles (280 millones de euros después de impuestos, que deben ser unos 400 millones antes) pero pasa por encima de los 260 millones para insolvencias, un 65% más que en 2010. En cualquier caso: bien está si con esto limpia el balance. Estas dotaciones son extraordinarias, es la crisis en la carne de los bancos, y bien está que la reconozcan con toda su dureza.
Se echa de menos información sobre la parte de la inversión crediticia (préstamos y créditos) dudosos traspasados a fallidos, es decir: dados de baja de balance. Decimos esto porque los morosos apenas llegan al 5%, el ratio de cobertura se mantiene estable (es la proporción de los activos dudosos que se da por perdida o deteriorada, es decir: que se da por perdida y está, como vulgarmente se dice, provisionada) en poco más del 50%, lo que nos indica que la morosidad está bastante atenuada sobre el papel, por la baja de balance de los fallidos.
En cualquier caso, lo relevante, tal vez, no sean estos ajustes de crisis que resultan, en cierto modo, extraordinarios, por inmuebles e insolvencias sino la fuerte caída de la inversión crediticia (-8,6%), lo que demuestra la fuerte contracción del crédito. De la crisis se sale con desapalancamiento, como hemos dicho muchas veces en Hispanidad. Los incrementos del coeficiente de recursos propios a la banca no son sino eso: un mandato legal de desapalancamiento que sólo se alcanza, o reduciendo la inversión, o aumentando los recursos propios, o ambas cosas a la vez. Mienten los políticos cuando afirman que aumentará la solvencia de las entidades y el crédito. Son objetivos incompatibles: un banco es más solvente cuanto menos crédito dé.
El otro problema es la fuerte reducción de los depósitos de la clientela (-14,8%). Es la otra cara del desapalancamiento: los particulares (-9,1%) y el sector público (-41,4%) tiran de sus saldos en los bancos porque no hay crédito y se financian con sus propios recursos. Luego está la desconfianza de los no residentes que han retirado casi un tercio de sus depósitos en el banco, que, para colmo, ha ido teniendo que hacer frente a los cuantiosos vencimientos de deuda durante el año (5.600 millones) en el mercado mayorista (el mercado con mayúsculas).
El año que se le avecina a Banesto va a ser extraordinariamente duro porque los vencimientos de deuda no han acabado ni tampoco, parece, la reducción de depósitos.
Y los problemas de liquidez se están trasladando con fuerza a la cuenta de resultados: los tipos de interés suben, pero más los de financiación que los de inversión. Es decir: los bancos demandan más depósitos a sus clientes de pasivo que crédito les demandan los de activo.
Los ingresos financieros suben un 1%, mientras los gastos ascienden un 17%, y todo ello con menos préstamos concedidos y depósitos confiados, lo que demuestra el peligroso estrechamiento de márgenes que se está produciendo y que continuará con las tensiones de liquidez que se prevén. Las comisiones, aunque permanecen congeladas, ayudarán porque el recorte de los gastos generales y de personal (alrededor del 3%) no será suficiente y terminará agotándose como recurso para sostener la cuenta.
Al final, el margen de explotación, el resultado antes de los grandes ajustes por inmuebles y morosidad con los que empezamos esta nota, cae un 15%, es decir: el negocio bancario es menos negocio pero si los ajustes han terminado seguirá siendo un buen negocio.
En definitiva, Banesto está hecho un asco pero al menos no han tenido miedo en enseñar cifras y la estrategia seguida. Eso se agradece. Por otra parte, el banco está obligado a engordar para ser vendido, pues es la salida que le tienen prevista en el Santander a medio plazo. Por eso, la entidad participará en todos los procesos para absorber cajas de ahorros en venta... siempre que el Estado ayude, claro está.
Eso sí, ha sido el primer banco en presentar resultados y el primero en desobedecer la 'sugerencia' gubernamental de beneficio cero y la dedicación de todo el excedente a fortalecer el balance, lanzada por el ministro de Economía, Luis de Guindos.
Miriam Prat
miriam@hispanidad.com