Aplaudo a Apolinar, que en Religión en Libertad propone la supresión del Ministerio de  Educación.

Me ha encantado. La primera vez que oí la sugerencia fue en la lectura, apasionada, de la apasionante sátira inglesa -trilogía- Sí Ministro. Les adelanto que en la historia- serie de TV británica- la sugerencia no se llevaba a efecto por la oposición de los funcionarios del susodicho Departamento. No hablo de los profesores, sino de los miles de funcionarios que recibían su sueldo del Ministerio. ¿En qué iban a trabajar estos pobres chicos?

Pero las razones para suprimirlo no sólo redundaban en beneficio de las arcas públicas sino de la libertad ciudadana. Para vertebrar una sociedad no hay que crear instituciones, sino destruirlas.

Apolinar habla del cheque escolar. Lógico, la supresión del Ministerio lleva de la mano, indefectiblemente, a que los padres decidieran la educación y el colegio al que acuden sus hijos sin una autoridad que les obligase a hacer lo que no quieren, y como la ecuación hay que financiarla, el Estado dejaría un cheque a disposición de cada padre para que eligiera el centro que le viniera en gana. Los colegios ofertarían la educación que proponen. Los centros que contaran con la aprobación de la mayoría, los más capaces deberían ampliar instalaciones y plantillas y los malos deberían cerrar sus puertas. El Ministerio de Hacienda podría encargarse de expedir el cheque.

Tengan ustedes en cuenta que el peligro es grave: corremos el riesgo de democratizar la educación.

De esta forma, además, podríamos evitarnos las tontunas del padre Gabilondo, a la sazón ministro de Educación, para quien lo más importante es reducir el fracaso escolar aunque sea a costa de reducir el nivel educativo. Y las de Mariano Rajoy, empeñado en que lo malo no es Educación para la Ciudadanía (EpC), sino la Educación para la ciudadanía del PSOE, que es muy distinto, no compares. Vamos, que todos son ventajas. La supresión del Ministerio de Educación llevaría de cabeza no sólo al cheque escolar sino a la supresión de la educación obligatoria y la entronización del home schooling: ¿A qué estamos esperando?

Y aún más riesgos. La supresión del Ministerio de Educación se produce según el consabido comer y rascar todo es empezar. Así que prohibido pensar en los Ministerios de Cultura, Trabajo, Vivienda, Justicia y, absolutamente vetado, el Ministerio de Igualdad.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com