La presencia en España de Úrsula Mohn acentúa el rumor, pero el grupo alemán no se plantea inversiones hasta el próximo año

Unos 2.000 millones de euros. Eso es lo que precisa con urgencia el grupo PRISA, entre otras cosas porque, a partir de marzo comienza la cadena de vencimientos de su deuda, que roza los 6.000 millones de euros. Para hacer frente a este apalancamiento se ha pergeñado un programa de ventas de todo lo vendible: oficinas, imprentas, además de reducción de gastos, especialmente de personal. Todo es vendible salvo el corazón del negocio: El País, la SER y Cuatro. Todo, español o Iberoamérica.  

Juan Luis Cebrián ha acudido a los Bertelsmann, siempre en buenas relaciones con El País y su entorno. Además, la estancia en Madrid durante la presente semana de Úrsula Mohn, la esposa separada del fundador, ahora con mando en plaza en el grupo editorial alemán, ha disparado los contactos. De cualquier forma, Bertelsmann ya ha advertido que no tiene liquidez y que no se planea ninguna inversión hasta entrado 2009. Y, por de pronto, asegura que 2.000 millones es una cantidad demasiado alta por un 33% de PRISA.

Mientras, allá al fondo, César Alierta, anima las negociaciones. Cualquier cosa con tal de no ser él quien se vea obligado a quedarse con Digital , por el que Matías Cortés y Javier Díez Polanco sigue pidiendo, de entrada -no es broma- 5.000 millones de euros, con ganas de bajar hasta los 3.000 millones.

El próximo 12 de noviembre se abren las plicas de la subasta-trampa planteada por Matías Cortés. Y más vale que las ofertas sean las pretendidas. Porque si la venta de la plataforma de TV de pago -que, por cierto, pierde clientes cada día que pasa- no da un respiro a la deuda, la opción es: o vender PRISA entera, y a mal precio, dada su actual capitalización (646 millones de euros), o quebrar.