Una buena calumnia tiene que ser creíble. El demonio lo sabe muy bien. La prensa argentina -qué peligrosos se están volviendo los medios argentinos con CFK- ha lanzado el rumor de que la renuncia de Benedicto XVI (en la imagen) se ha debido a una inconfesable cadena de rijosidad -considerando la población del mini estado, supongo que homosexual- que asolaba el Vaticano. Como nadie puede creer que el Papa Benedicto se dedique a la perversión homo, se le acusa de haberlo permitido, de no atreverse a ponerle coto. Vamos, de connivencia.

No se asusten. Primero, porque sería sorprendente pero no asombroso. Las grandes aberraciones siempre se han cometido al lado del altar, porque, desde que el hombre fue redimido, la corrupción de lo mejor es lo peor. Y lo mejor es el Cuerpo místico de Cristo. Y no se asusten, también, porque Satán y su mariachi tienen un especial interés en denigrar al Papa saliente y en la elección del Papa entrante. De aquí al 15 de marzo vamos a escuchar maravillas, Tito, maravillas. Recuerden que se busca un Papa mártir y que Satán busca uno dócil.

Ahora bien, tengo la convicción, y no soy el único, de que la dimisión del espléndido pontífice alemán no se ha debido a ninguna conspiración vaticana -aunque creo que Dan Brown ya prepara una historia sobre el particular, un Código Ratzinger- sino a que es muy consciente de los tiempos que se avecinan para la Iglesia. Tiempos de prueba, que se regirán según la tónica secular del Cuerpo místico: de derrota en derrota hasta la victoria final, que se conseguirá cuando se puedan armonizar la misericordia y la justicia divinas.

Y a lo de Argentina se une lo de Alemania. Los obispos alemanes autorizan la píldora del día después (PDD) para casos de violación. Esto es más grave aún que lo de Argentina. Miren ustedes, en Hispanidad no criticamos a los obispos, porque son sucesores de los apóstoles y, además, son los poseedores del magisterio eclesial. Ahora bien, siempre que estén en comunión con el Papa, y me temo que la decisión de los prelados germanos atenta directamente contra la enseñanza papal.

Dicen los obispos alemanes que las nuevas PDD tienen principios activos que no son abortivos. Y entonces, ¿por qué permitir sólo su uso en caso de violación Si no son abortivos, ¿por qué no en todos los casos, en cualquier caso Además, las nuevas generaciones de PDD no son menos sino más agresivas, según el principio primero de los grandes laboratorios: sus fármacos no pueden fallar. Si una mujer se queda embarazada tras tomar la PDD se les acabaría el negocio. Me pregunto si, una vez más, como ocurrió con la manipulación de embriones, los obispos germanos no han sido víctimas de los 'informes científicos'... teledirigidos. Lo mismo ocurrió con los anticonceptivos, que incluso clérigos bien pensantes, con mil y una excusas bizantinas, aconsejan a la mujer tomarlos en casos excepcionales.

Miren ustedes, para entendernos: todos los anticonceptivos y todas las PDD que existen en el mercado son potencialmente abortivas. Esto quiere decir que todos los anticonceptivos están diseñados para evitar la concepción pero, como no pueden fallar, guardan una segunda bala en la recámara: actúan también después de la concepción. Es decir, son abortivos o potencialmente abortivos.

Un detalle: llevamos décadas engañando a muchas mujeres -insisto, también por parte de médicos y moralistas católicos- asegurándoles que es lícito tomar anticonceptivos para regular el ciclo menstrual. Lo cierto es que lo que están tomando es un abortivo y, encima, cuando dejan de tomarlo, el ciclo vuelve a ser irregular.

Y precisamente en Alemania, que es la gran potencia de fabricación de anticonceptivos y abortivos. Precisamente en Alemania, donde, junto a Austria, más problemas ha tenido Benedicto XVI con la jerarquía episcopal. Y, qué curioso, se toma esta decisión en periodo de sede prevacante, con Benedicto XVI de ejercicios espirituales. Seguramente se trata de una coincidencia.

En cualquier caso, la campaña ya ha comenzado.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com