• "Estoy realmente conmovido y veo a la Iglesia viva", ha afirmado.
  • El Santo Padre asegura que durante su Pontificado "nunca me he sentido solo".
  • Con gran sencillez, ha contado que había pedido a Dios que le "iluminara para tomar la decisión mejor para la Iglesia: he sido consciente de la gravedad y de la novedad de esta decisión".
  • También ha explicado que "la pesca ha sido abundante pero también ha habido momentos en que las aguas estaban agitadas y el viento era contrario, como en toda la historia de la Iglesia, y el Señor parecía dormir". "Pero -ha añadido- siempre he sabido que en aquella barca está el Señor y que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino suya".
  • A los peregrinos de habla española: "Os suplico que os acordéis de mí en vuestra oración y que sigáis pidiendo por los Señores Cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro".
El Papa Benedicto XVI (en la imagen) se ha despedido este miércoles de su ministerio papal con unas emotivas palabras dirigidas al mundo entero. El Santo Padre ha dado gracias a Dios porque "día a día hace crecer la Iglesia, difunde su palabra y así alimenta la fe en su pueblo". "Gracias de corazón. Estoy realmente conmovido y veo a la Iglesia viva".

Acerca de su renuncia, ha señalado que "en estos últimos meses me he dado cuenta de que mis fuerzas habían disminuido y he pedido a Dios que me iluminara para tomar la decisión mejor para la Iglesia. He sido consciente de la gravedad y de la novedad de esta decisión". "Amar a la Iglesia significa también tener la valentía de tomar decisiones difíciles, de sufrir".

Ha explicado que cuando vio que lo que Dios le pedía era ser el sucesor de Pedro le preguntó: "Señor, ¿por qué me pides esto, qué me pides Tengo un gran peso a la espalda, pero si tú me lo pides, lo aceptaré con tu palabra, seguro de que tú me guiarás, también con todas mis debilidades".

Pero, "ocho años después -ha asegurado-, puedo decir que el Señor me ha guiado, ha estado cerca de mí, he podido percibir cada día su presencia. Ha sido un tramo en el camino de la Iglesia que ha tenido momentos de luz y de alegría pero también momentos no fáciles. Me he sentido como San Pedro con los apóstoles en el lago de Galilea". "La pesca ha sido abundante pero también ha habido momentos en que las aguas estaban agitadas y el viento era contrario, como en toda la historia de la Iglesia, y el Señor parecía dormir. Pero siempre he sabido que en aquella barca está el Señor y que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino suya".

"Y el Señor no deja que se hunda", ha proseguido. "Él la conduce con certeza a través de los hombres que ha elegido y que ha querido". "Esa ha sido una certeza que nada puede ofuscar. Y por eso hoy mi corazón está lleno de agradecimiento a Dios porque nunca ha hecho que le falte a la Iglesia ni a mí su consuelo, su luz y su amor".

El Santo Padre ha realizado también un llamamiento al abandono en la Providencia: "Vuelvo a invitar a todos a renovar la firme confianza en el Señor y confiar como niños en los brazos de Dios, seguros de que esos brazos siempre nos van a sostener". "Me gustaría que cada cual sintiese la alegría de ser cristiano". "Dios nos ama y espera que también nosotros le amemos".

Benedicto XVI ha querido dar las gracias también a otras personas: "Pero no sólo quiero dar las gracias a Dios en este momento". "Nunca me he sentido solo al llevar el miniterio". "El Señor ha puesto a mi lado a muchas personas que con generosidad y amor a Dios y a la Iglesia me han ayudado y han estado cerca de mí", ha señalado para referirse a colaboradores, cardenales y la Curia romana, así como todas las personas anónimas que "han sido sostén seguro y fiable".

Y ha proseguido: "El Papa pertenece a todos. Ya no existe una vuelta atrás a lo privado. Mi decisión no revoca este hecho. No abandono la cruz, sino que me mantengo de un modo nuevo en el Señor Crucificado, en el servicio de la oración permanezco. Ya no tengo la potestad del oficio, pero seguiré acompañando a la Iglesia con la oración y la reflexión".

Benedicto XVI ha añadido estas impresionantes palabras: "He experimentado que uno recibe la vida cuando la da. Muchas personas que aman al Señor aman también al sucesor de Pedro. El Papa tiene verdaderamente hijos e hijas en todo el mundo y se siente seguro del abrazo de la comunión porque no pertenece más a sí mismo, pertenece a todos y todos pertenecen a Él".

El Santo Padre ha subrayado que la Iglesia "no es una organización, no es una asociación para fines religiosos o humanitarios, sino un cuerpo vivo, una comunión de hermanos y hermanas en el cuerpo de Jesucristo que une a todos" y añadido que "experimentar la Iglesia de este modo y poder casi tocar con las manos la fuerza de la verdad y de su amor, es motivo de alegría, en un tiempo en el cual tantos hablan de su declive".

Durante los saludos en distintas lenguas, se ha referido, como siempre, a los peregrinos de lengua española, "en particular a los grupos provenientes de España y de los países latinoamericanos, que hoy han querido acompañarme. Os suplico que os acordéis de mí en vuestra oración y que sigáis pidiendo por los Señores cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro. Imploremos todos la amorosa protección de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia. Muchas gracias. Que Dios os bendiga".

José Ángel Gutiérrez

joseangel@hispanidad.com