No soy vaticanólogo ni a favor ni en contra- por lo que puedo permitirme el lujo de guiarme por las palabras y documentos y no por rumores de curia. Pero diría que Benedicto XVI todavía no ha metido la quinta marcha en su Pontificado. Creo que lo hará en septiembre. Además, lo bueno de este Papa es que era más conocido que La Moños ya siendo cardenal, así que sabemos qué es lo que piensa, qué es lo que siente, qué es lo que le hace vibrar.

Por ejemplo, sabemos que le molesta la burocracia. Vean las siguientes declaraciones o escritos que, en uno u otro momento, antes de acceder al Pontificado, expuso sobre lo que el considera una excesiva burocratización de la Iglesia. Ojo al dato : Cuantos más organismos creemos, por modernos que sean, menos espacio hay para el Espíritu Santo, menos espacio hay para el Señor, y menor es la libertad. Desde este punto de vista, pienso que tendríamos que comenzar en la Iglesia a hacer un examen de conciencia, a todos los niveles y sin reservas. Ese examen de conciencia tendría que tener consecuencias bien concretas a todos los niveles y llevar consigo una ablatio (eliminación) que descubra el rostro auténtico de la Iglesia.

Y ahora que es Papa a lo mejor quiere llevar a efecto su propuesta.

Pero los efectos de la burocratización -cuyo principal exponente es la figura de las conferencias episcopales, contra las que tanto luchara el entonces cardenal Ratzinger-, no terminan ahí ni mucho menos. Recuerden que las instituciones son como las personas. Las hay de dos tipos: los que trabajan hacia fuera las que trabajan hacia dentro. Las únicas fecundas son las primeras. Pero Benedicto XVI lo explica mucho mejor que no. Si evangelizásemos, los problemas internos terminarían. Creo que el error de algunos creyentes es que están apegados a su idea de Cristiandad, y nos preocupamos demasiado de nosotros: el celibato de los sacerdotes, la ordenación de mujeres Trabajamos siempre en nuestros problemas, mientras que el mundo quiere respuestas porque no sabe cómo vivir. El mundo tiene sed y hay que darle el Evangelio. Si nosotros evangelizáramos, los problemas internos terminarían.

Porque, a la postre, una sola hora de atención sosegada a la palabra de Dios sería muchas veces más eficaz que congresos enteros con reuniones y discusiones, y un rato de oraciones más fructífero que una montaña de documentos y lo dice el intelectual de la Iglesia, tú.

Y es que tenemos que tener en cuenta que la Iglesia no es nuestra, es suya, y que, al final, no tenemos necesidad de una Iglesia más humana, sino de una Iglesia más divina.

Y no es por asustar, pero el Papa habla de aniquilar burocracia. Y cuando se trata de burocracia, hasta el verbo aniquilar suena dulce a mis oídos. Así dejaremos de mirarnos el ombligo. ¡Es total!

Eulogio López