Por si no estaba claro, el papa Benedicto XVI se refirió el jueves a los principios innegociables de un político católico, que resumió en tres: la defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, la familia formado por hombre y mujer y abierta a los hijos y la libertad de educación para los padres (ver discurso completo). Todo lo demás, vino a decir el pontífice, vendrá por añadidura, pero esos tres derechos son irrenunciables para un político católico.

El discurso de Benedicto XVI resultaba de lo más pertinente, dado que se estaba dirigiendo a unos 500 parlamentarios (de distintas cámaras) del Partido Popular Europeo, antigua Democracia Cristiana, donde figuran el Partido Popular, los catalanes de UDC y, más o menos, el PNV, y que se encontraban reunidos en congreso, en Roma.