Francisco González insiste en que todos sus más directos colaboradores tienen que deberme el cargo. Sube Eduardo Arbizu, así como otros directivos procedentes de la antigua Argentaria. FG ya no está a la defensiva frente al PSOE: Ahora se siente más fuerte que nunca, abjura del PP y defiende a Zapatero

Empecemos por el final: Francisco González, presidente del BBVA, no soporta a su director general de Internacional, Vitalino Nafría. Procedente del viejo BBV, Nafría es, para ponerlo más difícil, el amigo personal del consejero delegado José Ignacio Goirigolzarri. Hombre campechano, amigo del montañismo y senderismo y muy apreciado por sus colaboradores, Nafría ha tenido una carrera paulatina, pero exitosa hacia la cumbre. Estuvo destinado en México, hoy principal activo del BBVA en el extranjero y punta de lanza para entrar en Estados Unidos. Hoy por hoy, el apellido del BBVA es Bancomer, y Bancomer es obra de Nafría

Pero FG aplica la teoría de que sus más directos colaboradores tienen que deberme el cargo. Y la verdad es que pocos directivos del antiguo Banco Bilbao Vizcaya se lo deben. De ahí su empeño en relanzar a los jóvenes directivos de Argentaria que le acompañan desde su nombramiento como presidente del antiguo banco público en 1996.

Ahora bien, la pirámide de poder de Argentaria se basa en cinco nombres. El propio FG como presidente, el consejero delegado José Ignacio Goirigolzarri y los tres directores generales del grupo. A saber: Julio López (banca comercial), José María Abril (banca al por mayor) y el mencionado Vitalino Nafría (Internacional). En otras palabras, el poder político lo tiene FG, rodeado en su staff por antiguos argentarias o por personas fichadas por él, mientras los que ganan dinero son gente procedente del antiguo BBV a las órdenes del consejero delegado.

A principios de año, FG ya intentó una remodelación de ese equipo directivo. Se trataba de prejubilar a José María Abril y a Vitalino Nafría siguiendo la costumbre de enviar a casa a todos los directivos que han cumplido 52 años (con la excepción del propio presidente y de su asesor político José Ignacio Wert, otro fichaje personal de FG). Ahora ya no tienen 52, sino 54 años. Pero FG sigue chocando con la misma resistencia del consejero delegado Goirigolzarri.

Pero las aspiraciones de FG no acaban ahí. Pretende neutralizar al más juvenil Julio López, un hombre ambicioso que ha conseguido que la red del BBVA supere en rentabilidad y servicio a la de su competidor inmediato, el Santander Central Hispano (SCH). FG quiere que Julio López pase a Corporativa o Internacional.

En el entretanto, hay que buscar a los sustitutos. El mejor situado para dar un salto hacia arriba es el jefe de la asesoría jurídica del BBVA. Se trata del abogado del Estado Eduardo Arbizu, con gran experiencia de negocio, ya que fue el consejero delegado de Barclays Bank en España, así como responsable de la red de Barclays en el sur de Europa, a las órdenes directas de Carlos Martínez de Campos. Tampoco cuenta FG con mucho banquillo que le deba el cargo. Uno de los más destacados es González Cid, buen financiero y con experiencia internacional. También hay que contar con Pepe Sevilla, jefe de Gabinete de Presidencia, que ya conocía a FG desde sus comienzos (en la sociedad FG Inversiones Bursátiles) y que, tras su paso por Merrill Lynch, terminó en BBVA. Eso sí, Sevilla no es un hombre de negocio, al menos no de negocio bancario.

En un segundo nivel, también serían aspirantes Manuel Galatas y Ángel Cano. Este último ha sido más controlador que ejecutor. A Manuel Galatas se le recuerda como el hombre del fracaso en banca electrónica, pero no debió fracasar tanto cuando FG le convirtió en su administrador de patrimonio personal (y de banca, FG entiende muy poco, pero de administración de patrimonios entiende un montón, especialmente del suyo propio).

En el banco se dice que FG no cejará hasta conseguir terminar con Vitalino Nafría y neutralizar a Julio López. Eso sí, ni tiene mucho banquillo ni puede permitirse el lujo de prescindir de Goiri. Porque esa es otra. Otras fuentes del BBVA no son tan optimistas. Así, consideran que el pasado verano ha transformado al bueno de FG. Entendámonos: Tras las elecciones del 14-M y la ascensión al poder del Partido Socialista, FG estaba convencido de que sus días en el banco estaban contados. Sin embargo, y como les ha ocurrido a los presidentes de otras empresas privatizas, los enfrentamientos internos en el Gobierno Zapatero (especialmente entre el vicepresidente económico, Pedro Solbes, y el titular de Industria, José Montilla), así como la fracasada operación gubernamental para fusionar Endesa y Gas Natural, han cambiado las tornas. Ahora, FG se ve más poderoso que nunca. A finales de agosto, en un tono desafiante, casi chulesco, advertía que no le asombraría un cambio en las Presidencias de empresas privatizadas, dejando claro, al mismo tiempo, que el BBVA no es una empresa privatizada (punto este en permanente discusión). Recientemente, con motivo de su presencia en Estados Unidos recordó que le quedaban cinco años de mandato (hasta que cumpla los 65) y señaló a Goirigolzarri como su posible sucesor. Al parecer, olvidaba que no es quién para nombrar al presidente del BBVA o, como sospecha un hombre de la Casa, señalar a su consejero delegado como sucesor es la mejor manera de que no lo sea nunca. 

Lo cierto es que pintan oros para el BBVA, que ha superado en capitalización a su eterno enemigo, Emilio Botín. Es verdad que la operación Abbey National exigirá una fortísima ampliación de capital que catapultará de nuevo al Santander al primer puesto del ranking por capitalización. Pero también es cierto que el BBVA (precisamente el equipo BBV) ha conseguido ganar la batalla de la banca comercial y que, tras la crisis del bienio 2002-2003, el presente ejercicio está siendo el de la remontada. En el entretanto, y siempre con la ayuda de José Ignacio Wert, FG ha lanzado una campaña de acercamiento al Grupo Prisa-Sogecable. Invitado por la Cadena SER a un almuerzo (donde, por cierto, pidió el menú con antelación), abjuró del Partido Popular y el Gobierno Aznar y confesó su admiración por José Luis Rodríguez Zapatero. Mientras tanto, se gasta mucho dinero en publicidad para pagar el aprecio de otros medios informativos o para neutralizar a periodistas díscolos, especialmente la red internet.

Pero todavía no ha conseguido hacer un banco a su medida. Para ello, le sobra Vitalino Nafría, José María Abril, Julio López y, posiblemente, José Ignacio Goirigolzarri. Es decir, el consejero delegado y los tres directores generales como quien dice.