Porque eso es lo que dicen en la calle Ferraz, sede del PSOE vencedor. La mejor manera de que no te puedan acusar de intervencionismo en las empresas privatizadas es utilizar a personalidades de las propias compañías en las que se pretende situar a un hombre de confianza. Y ponen el ejemplo de Francisco González, presidente del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), y de su consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri. FG fue nombrado por Rodrigo Rato para presidir Argentaria (luego BBVA), a pesar de su nula experiencia bancaria. Sin embargo, nadie puede negarle a Goirigolzarri, experiencia en la dirección de redes bancarias. Además, de esta forma, en esta etapa vengativa del PSOE, Zapatero conseguiría deshacer lo que el PP considera una de sus grandes obras: la españolización del BBV. Un vasco como "Goiri" (prácticamente el único que queda en el BBVA), en cuya familia ha habido altos cargos de la Administración autonómica, dominada por el nacionalista PNV, y con todo el prestigio bancario del mundo, no podría ser objetado por nadie, y daría a los nacionalistas vascos la sensación de que habían recuperado el BBV, su querido banco que le robara el tal Aznar.

Ya saben: accionistas enfadados, consejeros delegados y cajas de ahorros, tres instrumentos muy útiles cuando se pretende cambiar a los presidentes de grandes empresas sin que te puedan acusar de intervencionismo gubernamental.