La posición del conseller primer, Josep Bargalló, es clara. ERC no se opondrá al café para todos, mientras que todos quieran el mismo café que ellos desean. Nosotros sabemos lo que necesita Cataluña, si el resto decide que quiere lo mismo, nosotros no nos vamos a oponer, aunque me temo que tenemos realidades distintas. O más claro todavía: A mi me gusta el café solo con poca azúcar, si los demás quieren este café, perfecto; pero no aceptaré que me obliguen a tomar el café con leche caliente.

De esta manera se abandona al menos aparentemente- la ambición del hecho diferencial. Eso sí, se dejan claras las aspiraciones de los republicanos catalanes: no aceptaremos café con leche caliente. No aceptaremos un Estatut con menos competencias sólo porque en el consenso de todos así se establece.