• La última bala del ex tesorero se llama Ángel Piñeiro, pero no es de grueso calibre.
  • A pesar de la citación a Cospedal, Arenas y Cascos, lo que significa que el juez Ruz busca financiación ilegal del PP, lo cierto es que el Caso Bárcenas puede quedarse en otra Filesa.
  • Eso quiere decir que el PSOE se quedaría muy lejos de su doble objetivo: romper el PP y acabar con Rajoy.
  • En cualquier caso, es ahora Bárcenas quien suplica a Pedro J. Ramírez que de otro aldabonazo, pero el periodista, que de tonto no tiene un pelo, le exige más pruebas.
  • El accidente del Alvia favorece a Rajoy, porque muchos españoles se plantean ahora la alternativa –falsa- entre Rajoy o el caos. 

En vísperas de la Comparecencia en el Congreso de Mariano Rajoy -jueves 1 de agosto- para hablar sobre el caso  Bárcenas la cosa empieza a desinflarse. Pedro Arriola, concernido en el caso, se quedó sólo en el PP, en defensa de la tesis de que en verano todo se olvida y de que Rajoy no debía comparecer en el Parlamento, pero el gallego decidió a la gallega: retrasar la puesta en escena hasta el 1 de agosto.

Como ya hemos informado, lo único que teme Rajoy es la ruptura interna del PP. Ya saben: los políticos nunca son descabalgados por el enemigo sino por el compañero. Pero también sabe que si logra campear el temporal en el juzgado del juez Ruz, tampoco las sorayas, gallardones y piqués podrán desbancarle.

Sí, el Caso Bárcenas, para bien o para mal, pues también podría hacer servido para dar un escarmiento a minicorruptos, se desinfla.  

Es igual que Cospedal haya sido llamada a declarar como testigo, así como otros dos secretarios generales del PP: Javier Arenas y Álvarez Cascos. Eso significa, ciertamente, que el juez Ruz busca consagrar, en sede judicial, una financiación ilegal del PP. Ahora bien, aunque Elena Valenciano se llene la boca hablando de lo gravísimo que es eso, lo cierto es que tiene toda la pinta de terminar como una Filesa, donde los subordinados acaban condenados y los máximos responsables ni tan siquiera actúan como figurantes.

Además, Bárcenas está pasando de inteligente en busca de venganza por abandono conyugal a simple ratero, que ya sisaba los ahorros de sus compañeros de ICADE como tesorero de las pesetas recaudadas para el viaje de estudios de la promoción. Mucho ha tenido que ver en este deterioro de imagen la campaña del PP contra el ex tesorero y contra su imagen pública, al igual que los medios progres que, ingenuos ellos, pensaron que acosando a Bárcenas, destruían a Rajoy.

Y lo más importante, a Bárcenas no le queda ya otra bala que la de Ángel Piñeiro, el gallego que fue hombre de confianza en la región del hoy presidente Mariano Rajoy. Ahí podría intentar algo pero parece una bala d no muy grueso calibre. En cualquier caso, es ahora Bárcenas quien suplica a Pedro J. Ramírez que de otro aldabonazo, pero el periodista, que de tonto no tiene un pelo, le exige más pruebas. Y al parecer, o no existen o no las tiene.

Por último, aunque resulte trágico afirmarlo, lo cierto es que el accidente del Alvia beneficia a Rajoy. Entendámonos, no el accidente sino las exageradísimas reacciones, de corte cainita, ante el accidente, con los políticos buscando culpables, quizás otro Prestige, aunque el siniestro ferroviario es mucho más grave que el Prestige, dicho sea de paso, porque aquí hay víctimas humanas. Y es que tanta exageración a la hora de 'pedir responsabilidades' (la hipocresía favorita de la clase política) lo españoles se plantean si Rajoy no es el menos malo de todos o, si lo prefieren, la siempre falsa alternativa, pero muy verosímil: O Rajoy o el caos.

Desgraciadamente a los españoles siempre nos puede el mal menor y así seguimos soportando a los mismos políticos mediocre que ocupan las portadas desde hace lustros.

Eulogio López
eulogio@hispanidad.com