Sr. Director:
Los socialistas se lo han pasado de rechupete, ensalzando al fenecido presidente del gobierno, precisamente al mismo que ha devastado a España, no sólo en materia económica y laboral, sino en los valores que aún manteníamos antes de su acomodación en el palacio de la Moncloa.

 

Cierto que llegó al poder tras ese cruel atentado, del que aún ignoramos su autor, pero que sí sabemos quienes negociaron con los terroristas, antes y después de producirse el mismo.

Algo nos va a dejar de recuerdo el nefasto Zapatero: sus persistentes y obstinadas mentiras, emitidas bien por él mismo o por su acólito Rubalcaba, como única arma de gobierno y ejercida desde el mismo día 11-M.

España ha perdido en todos los terrenos tras el paso del devastador e inútil presidente al que ahora despiden. Desde antes del 2004 estuvo negociando con ETA (¿qué pudo negociar entonces?); humilló al Estado de Derecho con la sumisión a los terroristas durante más de tres años, con la inocente idea de poder enarbolar la bandera de haber sido él quién acabó con ETA; nos mintió durante todo ese tiempo.

Permitió el destrozo del archivo único de Salamanca, por conseguir unos cuantos votos puntuales de los políticos catalanes. Privó de agua a regiones y provincias del Mediterráneo, cuya instalación nos subvencionaba la UE, solamente para evitar que tuvieran un desarrollo mayor que Cataluña. Se le ocurrió el disparate de papeles para todos, que provocó aquel efecto llamada por el que muchos traficantes de seres humanos traían en condiciones infrahumanas a muchos inmigrantes de los que algunos no llegaban a tierra. Nos hizo perder el prestigio internacional conseguido por el gobierno anterior, debido a su incapacidad y su sectarismo ideológico. Retiró de malas maneras nuestras tropas de un país, Irak, donde estaban en misión de reconstrucción, para llevarlas a otro, Afganistán, donde se enfrentan a una verdadera guerra. Y haría interminables éstos triunfos de nuestro ínclito presidente, el solitario en las reuniones internacionales y abucheado por el pueblo cada vez que sale a la calle.

Pero lo más perverso de este señor, su imposición de un adoctrinamiento vil a las nuevas generaciones, su imposición de una cultura de muerte, con la pérfida ley del aborto, su ley mordaza para los medios, su desprecio a los homosexuales y a las familias, por su antinatural ley de matrimonio, su búsqueda de enfrentamiento entre los españoles, con su ley de memoria histórica, su radicalidad en la nueva ley antitabaco

Todo esto es bueno recordarlo en su fiesta de despedida, aunque no hay espacio suficiente para expresar todas las tretas de don José Luis Rodríguez Zapatero.

Pablo Delgado