¿Por qué quebró Bankia Por dos razones: porque nunca debieron fusionarse siete cajas de ahorros -una locura- y porque había otorgado créditos fallidos y dolosos. Sobre todo dolosos. Y quebró, sobre todo, por el odio que en el Occidente global despierta todo lo pequeño. No, no quebró por culpa de José Ignacio Goirigolzarri (en la imagen), que ha hecho una espléndida labor de saneamiento, ni por culpa de Rodrigo Rato, que no pecó de mala gestión sino de ambición y de no enfrentarse a los gestores que habían otorgado créditos fallidos y probablemente dolosos. Ni tan siquiera, no se escandalicen, quebró por culpa de Miguel Blesa.

Bankia quebró por el odio a lo pequeño, por decisiones políticas... y por créditos dolosos

No hace falta más que revisar las cuentas de la entidad al final de su mandato. Blesa fue un presiente por razón política y fue cesado por motivos igualmente políticos. Y conste que, como siempre les he dicho, es un personaje que por su carácter exquisito, siempre me cayó un poco gordo. Pero Blesa jugaba en otra división, en otro tiempo, el tiempo pre-crisis.

Tampoco quebró Bankia por las tarjetas negras -en términos contables, una anécdota- ni por la politización de las cajas de ahorros (al menos, no sólo por ello). Quebró porque nunca debió nacionalizarse, debió cerrarse.

Quebró por el absurdo odio de Occidente a lo pequeño: las cajas de ahorros eran pequeñas y localistas. También quebró, aunque en menor medida, por lo que siempre quiebra un banco y se enriquece un banquero: por la concesión de créditos fallidos y probablemente dolosos. Sobre todo, que ya está bien de callar los nombres, por la vía de la valenciana Bancaja, controlada por el PP y por el señor Olivas, ex vicepresidente del Gobierno valenciano. Ahí sí que Rato no quiso actuar con firmeza, pues tenía que haber metido mano a Bancaja y a otras entidades fusionadas. De hecho, el equipo Goirigolzarri ya ha llevado al FROB créditos, sobre todo de Bancaja, sospechosos de dolo.  

Pero la razón institucional de la quiebra resulta más relevante: la razón institucional es que, con la crisis de 2007, los enemigos de las cajas, los enemigos de lo pequeño, de todo lo que no sea SA, se crecieron. El fallecido Emilio Botín presionó para aplicar a toda velocidad los nuevos requerimientos de Basilea y obligar a las cajas de ahorro a incrementar sus recursos propios: y claro, eso les obligó a convertirse en bancos a toda velocidad, mediante un proceso acelerado de fusiones absurdas que les llevaron al suicidio.

Vamos con los dos acusados, del último al primero a la luz del famoso informe pericial (que no del Banco de España, sino pericial-judicial), que ha reventado Bankia además del honor de mucha gente. José Ignacio Goirigolzarri es un gran banquero y un personaje honrado. En banca doméstica, probablemente sea el mejor banquero español. Está saneando bien, muy bien, Bankia y el Estado, o sea, todos los españoles, le hemos dado mucho dinero para un saneamiento... que está cumpliendo a la perfección. Que ahora venga un perito insinuando que manipuló las cuentas es para cabrear a cualquiera. Pero, sobre todo, ha hecho mucho daño a la entidad.

Rodrigo Rato también hizo un buen trabajo, salvo en su labor de control de sus socios absorbidos. No metió la mano en la caja, pero fue muy ambicioso. Fusiona dos bancos y tendrás tres problemas. Siete, ni les cuento. Se convirtió en uno de los cuatro grandes banqueros españoles de la noche a la mañana y así no hay manera. Además se comió a una Bancaja, la segunda de las siete fusionadas, que realmente tenía en sus tripas créditos dolosos y una gestión del riesgo manifiestamente mejorable. 

Conclusión: si no fuera porque vivimos en una histeria sobre la corrupción, Goiri merece un sobresaliente, Rato sólo un aprobado.

Vamos con el informe pericial en sí, que no deja de ser una muestra de que la contabilidad es una ciencia loca que sirve para bien poco. En la tarde del jueves, cuando se dio a conocer la noticia, los medios repetían tópicos como éste: "la cotización de Bankia se derrumbó un 6% tras conocerse el informe del Banco de España". ¡Pero que no es un informe del Banco de España!, sino de dos de sus peritos, a las órdenes del juez Francisco Andreu, de la Audiencia Nacional. Fíjense si no será del Banco de España que el informe del perito Busquets, inspector del Banco de España ciertamente, pero en comisión de servicios a la orden de un juez, contradice y ridiculiza al Banco de España, pues éste avaló la gestión, tanto de Goirigolzarri, como de Rato, como de Blesa. Pero así se extendió por los mercados y, naturalmente, los expertos, esta vez poco expertos, pusieron a la venta sus acciones y la imagen se convirtió en realidad, la falsa imagen en injusta realidad. Como siempre ocurre con la contabilidad. La globalización de los mercados hizo el resto. La que ha armado el perito Busquets. Aseguran los contables que las cuentas estaban falseadas y que incluso las falsearon a sabiendas. Esta segunda opción es la que más ha cabreado, sobre todo a Goirigolzarri. No me extraña. Los juicios de intenciones son peligrosos. Además, eso es tanto como decir que muchos otros expertos, incluidos los de la CNMV y los de Deloitte, la auditora más importante del mundo, metieron la pata.

El problema de la contabilidad, decíamos ayer, es que es una foto fija utilizada para juzgar un vídeo, te dice lo que hay hoy pero no la rentabilidad potencial de mañana. Es como ver una carrera de Fórmula 1 en fotos, no en secuencia.

Conclusión: en Hispanidad siempre hemos dicho que hay que dejar quebrar a los bancos quebrados. Pero ante la crisis bancaria, el Gobierno Rajoy -y antes el de Zapatero-, al igual que la mayoría de los gobiernos del mundo, optó por la carísima alternativa del reflotamiento. Pues bien, una vez adoptada tan mala política, lo cierto es que Goirigolzarri merece un sobresaliente y Rato un aprobado. Lo malo es que el que decide es un juez.

Sinceramente, no creo que pase nada: las alegaciones de Bankia aclararán las cosas. Sólo que el mal ya está hecho: en el honor de las personas, en la cotización bursátil... y en la imagen de España.   

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com