Sr. Director:
En la tierra de mis ancestros surgió, antes que en otro mundo aparecieran las cooperativas, un proyecto económico que promovió la posibilidad de aportar al progreso de mucha gente que necesitaba crédito (creencia de que se dispone de solvencia).

 

Nunca significó otra cosa que creer en la posibilidad de producción de quienes necesitan tiempo para el logro de realizaciones concretas.

Los hombres que produjeron y comerciaron sus propios esfuerzos laborales fueron los que a través de los tiempos crearon la riqueza. No así los beneficiarios de subsidios comunistas, que a pesar de querer ser calificados como progresistas solo tienen capacidad de promover vagos y contraculturales (pervertidos sociales que sólo saben desintegrar con sus conductas el mundo económico y cultural que los antepasados supieron forjar).

Las Cajas de Ahorro, prescindiendo muchas veces de la errónea voluntad estatal del momento, asistieron a los esforzados productores y lograron resultados comunitarios significativos. Querer aumentar un ajuste de cinturón de estas solidarias entidades privadas para que se sometan a los dictados de las finanzas internacionales (voluntad de la Zona del Euro) no es más que un nuevo intento por la subordinación de las Cajas a la voluntad de la sinarquía internacional (hoy configurada por el yanqui-sionismo y comunismo internacional).

Muchos no pueden creerlo, pero de ese modo también se busca el sometimiento de una de las más libertarias vocaciones del planeta: se le llamó Iberia, Hispania y posteriormente España. La final decisión radica en la lucidez y voluntad de los propios españoles.

Claudio Valdez