El Banco de España introduce ambas entidades entre las llamadas a ser absorbidas en una segunda ronda de fusiones

 

La entidad que lidera Enrique Goñi y Antonio Pulido tiene un margen de explotación que ha caído un 50% y un ratio de eficiencia del 80%, sin parangón en España. Respecto a Mare Nostrum: no logra digerir a Sa Nostra. MAFO reserva las inviables para la segunda ronda de fusiones.

El primer vistazo a las cuentas de Banca Cívica durante los nueve primeros meses del año, con un crecimiento del beneficio bruto del 60% sorprende por lo positivo. Incluso el encabezamiento remitido por la entidad presagia buenas noticias. Ahí es nada: "Banca Cívica gana 150 millones de euros hasta septiembre, un 8,4% más, y consolida su posición". Luego empieza el baile. El margen de explotación de ce un 50%. ¿Cómo es posible que un resultado de explotación que se derrumba un 50% produzca un excedente del 50%? Pues por atípicos, naturalmente, pues Goñi y Pulido, enfrentados, además, por el poder, han vendido las joyas de la abuela. El problema de Banca Cívica no es de solvencia sino de rentabilidad: las cuentas de resultados se caen. Lo más grave es la pesadísima estructura forjada por un banquero como el navarro, amante de las operaciones marmóreas. En concreto, el ratio de eficiencia es el más alto de España, con un 80%. Santander, BBVA y Popular, por ejemplo, se mueven entre el 40 y el 45%.

De todo ello, el Banco de España ha decidido que Cívica no es viable por sí sola. Por tanto, el gobernador Fernández Ordóñez (MAFO) la ha convertido en disponible para la venta, es decir, que pasa a formar parte del grupo de candidatos que deberán ser instadas a fusionarse dentro de lo que ya se califica como la "segunda ronda de fusiones", al menos en terminología del presidente del PP Mariano Rajoy. No ahora, por supuesto, en vísperas de la adjudicación de la CAM, cada día que pasa más onerosa, pero sí dentro del grupo que encabezan las entidades nacionalizadas como Catalunya Banc, Novagalicia o Unnim.

Respecto a Mare Nostrum, el Banco de España sigue confiando en Carlos Egea como gestor, pero el problema es Sa Nostra. La antigua Cajamurcia no soporta el peso muerto de la balear y aún sigue buscando emisores que eviten la nacionalización del banco por parte el FROB.

Y, por supuesto, cada día que pasa la financiación de la reforma financiera pesa más. De hecho, Elena Salgado ya ni se preocupa por ello: el que venga detrás, que se supone será el PP, que arree. La conversión impuesta de las cajas en bancos se ha topado con este problema: cada día que pasa la situación se deteriora. De ahí las críticas al Banco de España. Si, encima, hay que volver a ocuparse de operaciones que ya se creían encauzadas, como Cívica y Mare Nostrum, apaga y vámonos. Todos los presupuestos saltan por los aires. Y queda Liberbank, que aún sigue buscando inversores. Y si Bankia tuviera dificultades de liquidez... entonces mejor no hablar.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com