La obsesión del gobernador MAFO por convertir a las cajas en bancos permite a Enrique Goñi constituir un banco precario en sus recursos propios, que con la fusión han caído un 42%. En consecuencia, Flowers exige más poder por el mismo dinero. Al final, el sector público tendrá que hacer de pagano

La fusión de Caja de ahorros de Navarra (Enrique Goñi), Caja Canarias (Álvaro Arvelo) y Caja Burgos (José María Arribas) y su conversión paulatina en banco (Banca Cívica) fue presentado en su día como el paradigma del proceso de fusiones de cajas de ahorros y posterior conversión en bancos, en sociedades anónimas. Un proceso en el que está empeñado el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), y que nos puede salir muy caro al sector público, es decir, a todos los españoles. Vamos, que lo de Banca Cívica, tiene que salir sí o sí. Y si no sale por las buenas, el Estado ayudará.

El mayor beneficiario de Enrique Goñi, actual director general de Caja de ahorros de Navarra (CAN) y presidente de Banca Cívica. Ha planteado una Banca Cívica un punto megalómana, con oficinas en Madrid y Washington y con la aportación de Dinero del Fondo norteamericano JC Flowers, que seguramente se quedará en los 450 millones de euros sólo que no por el 25% incivilmente previsto, sino por el 49%. A media que el fondo norteamericano ha ido viéndole las tripas a Banca Cívica, ha ido aumentando sus exigencias. Y como Goñi no puede perder la mayoría, ni Flowers tomar más participación, se precisarán ulteriores ayudas. En cualquier caso, Cívica ha entrado en una peligrosa huida hacia adelante por el deseo de MAFO de salirse con la suya y el anhelo de Goñi de presidir un banco con presencia internacional. Y esa huida le va a exigir, no ya emisión de títulos en un mal momento del mercado (o sea, caros), no sólo mayores exigencias de Flowers, sino también más dinero de otras fuentes, es decir, del Banco de España.

Los problemas de Banca Cívica son sobre todo, de recursos propios. No lo digo yo, sino el propio informe enviado por el director general de Banca Cívica, Roberto Rey Perales, a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Del precitado informe se deduce que los males vienen de atrás, de la propia situación contable de las tres cajas fusionadas. Al finalizar el último ejercicio, las tres entidades individualmente consideradas sumaban unos fondos propios de 3.154 millones de euros. Sin embargo, en el proceso de consolidación, estos fondos propios se reducen en 241 millones de euros (7,64%) y ello como consecuencia básicamente de tres cuestiones: se reconocen pérdidas en su cartera de préstamos y de activos adjudicados en pago de deudas por 916 millones de euros, se revalorizan participaciones y títulos por otros 569 millones y finalmente, se reconocen créditos fiscales netos -consecuencia de las pérdidas anteriores- por 106 millones.

Nos trasladamos ahora al 30 de junio, siempre según la propia Banca Cívica, aunque -curioso- con estados financieros no auditados. Las tres entidades individualmente consideradas suman unos fondos propios de 2.959 millones de euros. En el proceso de consolidación estos fondos se reducen en 534 millones de euros (18,05%). En total, vemos que las tres entidades, individualmente consideradas, han pasado de 3.154 millones de euros a 31 de diciembre, a presentar, cuando consolidan el 30 de junio, unos fondos propios de 2.425 millones. Es decir el proceso les ha hecho tener que reconocer un 23,11% de reducción de sus fondos propios, recursos que constituyen la solvencia y garantía de sus depositantes.

En la reducción de estos 534 millones destacan los siguientes elementos: pérdidas en la cartera de renta fija de 1.050 millones, recuperaciones en la cartera de préstamos de 425 millones, pérdidas en activos adjudicados en pago de deudas por 136 millones, pérdidas para provisiones por avales de 126 millones, revalorización de inmuebles de uso propio por 123 millones. Además, se reconocen créditos fiscales netos -consecuencia de las pérdidas anteriores- por 230 millones.

Por cierto, los ajustes que presenta el informe remitido por Cívica a la CNMV en los estados financieros referentes a inversiones crediticias (préstamos) no se compadecen con lo que cuentan en la nota 5.3. El resto de ajustes si se compadecen con las notas del apartado 5. Si en lugar de considerar el ajuste positivo anterior por los préstamos, consideramos las pérdidas que reconoce dicha nota 5.3 para los mismos -625 millones de euros- el resumen anterior es distinto: la reducción de fondos propios sería de 1.584 millones de euros, según el siguiente desglose: pérdidas en la cartera de renta fija de 1.050 millones de euros, pérdidas en la cartera de prestamos de 625 millones, pérdidas en activos adjudicados en pago de deudas por 136 millones, pérdidas para provisiones para avales de 126 millones, revalorización de inmuebles de uso propio por 123 millones y reconocimiento de créditos fiscales de 230.

Dicho de otra forma, aunque el auditor y el inspector, así como la CNMV, acepten pulpo como animal de compañía (me refiero, por ejemplo, a la revalorización de inmuebles propios), los fondos propios se quedarían en 1.809 millones de euros, lo que supondría un 42,6% menos de solvencia que la que tenían las tres entidades, individualmente consideradas, a 31 de diciembre de 2009.

Además, en el informe del director general, las pérdidas en la cartera de renta fija se explican como un tema técnico de reclasificación de la cartera de inversión a vencimiento a la de inversión crediticia. Las dos carteras se contabilizan exactamente igual, por lo que el comentario es poco creíble. Por pura casualidad, en esta última no es posible no reconocer contablemente las pérdidas por insolvencias, mientras que en la primera sí. Dado que la cartera de renta fija está compuesta por títulos provenientes de titulizaciones (¿Qué hace una caja metida en titulizaciones?), lo que se ha reconocido es, en pocas palabras, una preocupante muestra de debilidad en la cartera de créditos.

Otro aspecto preocupante. Los resultados han caído mucho: 339 millones de euros en 2009 frente a 101 millones durante el primer semestre de 2010, una caída del 40,4% en términos porcentuales. Todo ello como consecuencia de que, mientras los gastos generales apenas caen un 3,5%, el margen bruto lo hace en un 22,7%.

Sí, el modelo MAFO es un modelo peligroso y el proyecto Cívica parece una huida hacia adelante en toda regla, por parte de su paradigma, Enrique Goñi, aunque el director de Caja Burgos, Arribas, lo calificara (mañana del lunes 8), como una fórmula novedosa de entrada de capital extranjero en las cajas de ahorros. Novedosa desde luego es, lo que no sabemos es si resultará un tanto cara. Mejor hubiera sido dejar a cada caja de ahorros en su lugar.

Y lo malo es que Banca Cívica es el primero de los formidables procesos de conversión de cajas de ahorros en bancos. Hay media docena en cola.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com