El plazo para que Garzón recurriera el auto del juez Varela acabó este domingo

 

La única escapada para el juez estrella es que la Sala aplicase la doctrina Botín.
Las cosas están feas para Garzón. El auto del juez Varela no deja lugar a dudas: no sólo señala la prevaricación, sino que le acusa de pretender subvertir la voluntad popular. Y es que el juez Garzón considera inválida la Ley de Amnistía. Pero se olvida de que la Ley de Amnistía aprobada por el Congreso. El mismo Congreso que aprueba la Constitución.
Así que todo está encarrilado. El plazo para que la defensa de Garzón presentara su escrito expiaraba este domingo porque en estas causas se computan días naturales. Si se le concede una prórroga, expiaría el martes. A partir de ahí, el juez tendrá como máximo dos semanas para la apertura del juicio oral. Y desde entonces, siguiendo la Ley Orgánica del Poder Judicial, el CGPJ debería de suspender al juez Garzón de sus funciones.
Tras el auto del juez Varela, Garzón tiene poca escapatoria. Sólo cabe que se fuerce a la Sala a aplicar la doctrina Botín, según la cual la acusación popular carece de legitimidad si no hay acusación de la fiscalía. Sin embargo, varias resoluciones del TC ya han señalado que la citada doctrina Botín resulta incompatible con el art. 125 de la Constitución Española. Así que probablemente su amigo Rubalcaba le deje caer definitivamente. A no ser que le nombren juez de enlace con Colombia, por ejemplo. Con carácter de urgencia.
Por último, ha llamado la atención que el juez Pedraz se haya sumado con entusiasmo a apoyar al juez Garzón. En realidad hay un ánimo personal. El juez Garzón participó en algunas de las actuaciones por las que ahora Garzón está en la picota. Una cosa es la solidaridad y otra la defensa del buen nombre. De propio.