Estamos a un mes de las elecciones gallegas y las encuestas van y vienen como alma en pena. Algunos afirman que Rajoy cuenta con encuestas internas que ofrecen mayoría absoluta al PP. Otros apuntan a que el PP no descarta una tregua de ETA antes de las gallegas, una puntilla para el presidente Fraga. También hay quien piensa que el PSOE logrará 300.000 votos más que en las elecciones de 2001 por el efecto Madrid.

Por su parte, Pepiño Blanco afirmó hace unas semanas que contaba con unas encuestas internas que ofrecían empate técnico entre el PP y el PSOE. Y el pasado miércoles, el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, señaló que no veía razones objetivas para que los que habían votado al PP en el 2001 dejaran de hacerlo.

Como el pensamiento antecede a la acción, todos tratan de sembrar imagen de éxito en la conciencia de que la misma imagen atrae el éxito. Así que cabe prepararse para una guerra de encuestas de todo tipo hasta que el próximo 19 tengamos las encuestas de verdad: la voz de las urnas. Y sí, Rajoy se juega mucho en Galicia. Si el PP no revalida su mayoría absoluta, dentro del PP se discutirá su discurso duro e incluso su misma autoridad, comenzará una guerra cainita de futuro incierto y quién sabe si incluso podría fraccionarse el PP entre los centristas gallardonianos y la derecha de toda la vida.