De esa forma se deslegitimará y tendrá que dimitir tras las europeas del 2009

Al final, todo el empeño de los críticos a Mariano Rajoy en el Congreso de Valencia consistía en que el propio congreso suprimiera, en democrática votación, la necesidad de avales para presentar candidaturas alternativas a la Presidencia del partido. Y es que todo el mundo sabe que la dificultad de encontrar avales consiste en que obligas a muchos cargos públicos a retratarse, probablemente en compañía del perdedor, algo verdaderamente suicida en política.

Algunos de sus colaboradores, incluso, ha llegado a sugerir a Rajoy que sea él mismo quien preste esos avales a su competidor. Y es que, de otra forma, con un Congreso a la búlgara, el líder de la oposición saldrá más deslegitimado de lo que entró.

Eso es, precisamente, lo que pretenden sus críticos, que más que Esperanza Aguirre son el ex presidente del Gobierno José María Aznar, y el ex vicepresidente, Rodrigo Rato. Ambos, distantes desde que Aznar optó por Rajoy, y no por Rato, como sucesor, coinciden ahora en su estrategia, aunque por caminos separados: no se puede permitir que la prensa nombre al candidato presidencial del Partido Popular. Mariano Rajoy debe salir victorioso del Congreso pero deslegitimado, para que todo termine en una dimisión. Por ejemplo, si no se consigue la victoria en las próximas elecciones al Parlamento Europeo, precisamente una comparecencia con las urnas de circunscripción única, es decir, sin excusa para perder.