"Queremos acercarnos a los ciudadanos que están más lejos", señala la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega. ¿A qué es bonito? Así, De la Vega nos vende las nuevas bonificaciones a las tarifas en el marco de una política de transportes que asegure la vertebración territorial y la cohesión social. Esperemos que se apliquen los mismos criterios en la negociación de la financiación autonómica.

En concreto, lo aprobado consiste en elevar la subvención, actualmente existente del 33%, en los viajes de Baleares, Canarias, Ceuta o Melilla a la Península a un 38%. Algo considerado insuficiente para los ciudadanos de estas zonas. En el caso balear, el cabreo es mayúsculo porque el Gobierno nacional ha decidido congelar la aplicación de los convenios firmados por el anterior Ejecutivo con la Administración Matas. Don Jaume ha decidido pedir préstamos a los bancos y comenzar la ejecución, mientras tiene que desplazarse a Madrid para negociar la aplicación de lo ya firmado.

Pero ya saben, la libre interpretación del derecho hace que "los pactos son para cumplirlos" se convierta en un principio general del derecho "conservador". Y se trata de contentar a los baleares con el caramelo del 5% adicional, dejando las infraestructuras para más ver. Afortunadamente, la Administración balear no está por la labor de recoger "regalitos".