Por el momento, la pirámide jerárquica en el primer banco español está clara. Manda el presidente Botín, mientras el vicepresidente y consejero delegado Alfredo Sáenz lleva el negocio. El único problema de este último es mantener convenientemente controlado a Francisco Luzón, consejero-director general responsable de Iberoamérica. 

Sin embargo, el hecho de que Luzón haya entrado en todas las quinielas desde la llegada del PSOE al poder (por ejemplo, la Presidencia de Telefónica, o por ejemplo, la Presidencia de BBVA), así como la operación Abbey National, que ha hecho subir la cotización de Juan Rodríguez Inciarte, han dado alas a una futura reorganización del Grupo. Así, el grupo industrial quedaría en manos del propio presidente (de hecho, ya lo está). Alfredo Sáenz se encargaría del negocio en España, Luzón, con categoría de consejero delegado, seguiría llevando Hispanoamérica y Juan Rodríguez Inciarte sería responsable para Europa. Ni que decir tiene que los rumores en la Casa sobre este asunto no han agradado, lo que se dice nada, a don Alfredo.