Una tragedia del calibre de la ocurrida el 11-M en Madrid, provoca, no sólo un dolor profundo entre quienes le han tocado cerca, sino una especie de agotamiento colectivo, como si cada cual se hubiese asomado al vacío. La sensación física y psicológica es de agotamiento total, algo parecido a lo que los psicólogos llaman depresión (aunque a los psicólogos no hay que hacerles mucho caso: si así fuera, todos y cada uno de los seres humanos viven en permanente estado de depresión, frustración y postración).

Así que, tras la consiguiente reflexión, suele sobrevenir una filosofía, no necesariamente pesimista, pero siempre apesadumbrada. Por ejemplo, pocos días después del 11-M, el escritor Ray Loriga firmaba en El País un artículo en el que analizaba el fundamentalismo islámico y acababa por concluir lo siguiente: "Alguien que duda nunca ha matado a nadie".

Yo diría justamente lo contrario: todo homicida es un ser que duda.

En primer lugar porque servidor, como Chesterton, sólo conoce a dos tipos de personas: los dogmáticos que saben que lo son y los dogmáticos que no saben que lo son. Porque, seguramente, Ray Loriga no duda de su duda, y tampoco duda de que el que duda no mata, aunque me temo que ande equivocado.  Personalmente, no puedo prever por dónde va a salir el propietario de la duda, sobre todo porque sé que dudando no se puede vivir y que, al final, actuará como le venga en gana, probablemente sin convicción y sin compromiso. Con sinceridad, prefiero al integrista oriental que al dubitativo, recalcitrante en su duda, relativista occidental. Al menos, con el primero se puede argumentar; con el segundo, con el civilizado occidental, no es posible hablar de nada, porque no hay nada de lo que hablar: no hay convicciones, no hay principios, no hay nada.

Pero es que hay más. La duda, no entendido como lo que es, un lamentable alto en el camino del pensamiento, sino un permanente estado de ánimo, supone la simple anulación del pensamiento y, en palabras de C.S. Lewis, la abolición del hombre. Es decir, una sociedad suicida, autodestructiva (nihilista, si lo prefieren en un lenguaje más afinado). Sinceramente, para eso prefiero el fundamentalismo islámico: se les ve venir. 

 

Eulogio López