Ha hecho bien el ministro de Economía, Luis de Guindos, recordando que la política económica española no la hace el FMI sino el Gobierno de España en la asamblea de otoño del Fondo, celebrada en Washington.

Eso sí, a renglón seguido nos cuenta que la política económica de Mariano Rajoy es la que está sacando a España de la crisis pero en eso miente como el buen economista que es. La economía es una ciencia triste pero los economistas son mentirosos, al menos cuando se meten a políticos nos dicen que va bien lo que marcha mal.

Y tiene gracia que el FMI le pida a España medidas contra el paro, cuando toda la ejecutoria de esta prestamista de última instancia es ajena al mundo laboral y a la creación de empleo. Lo único que le preocupa es que el deudor pague sus deudas… aunque su receta sea que se endeuda más para pagarlas.

Dicho esto, dado que se trata de una asamblea global, globalicemos el contenido. ¿Qué mensaje han lanzado el mariachi de Christine Lagarde (en la imagen) sobre la economía mundial Pues que temen que Estados Unidos retire los estímulos al crecimiento económico. ¿A qué suena bien eso de los estímulos al crecimiento económico Sí, sonará bien, pero es lo que nos ha llevado a la crisis financista.

Por estimular la economía, el FMI entiende la política de la manguera: que las autoridades monetarias, sobre todo la Reserva Federal Norteamericana, el Banco Central Europeo y el Banco de Japón, le den a la manguera, es decir, que fabrique dinero sin límite. De hecho, la imagen más nítida de la economía actual, desde que se acabó el patrón otro, a comienzos de la década de los setenta, es el océano de liquidez en el que nos movemos (sí, usted no lo ve pero le aseguro que nos estamos ahogando todos en ese océano).

La economía no crece con la creación de dinero sino con la creación de empresas, con el hombre creativo que pone en marcha su propia máquina de facturar y la de otros. Si lo quiere en el lenguaje de la nueva pedagogía, con la creatividad humana, capaz de trasformar la naturaleza y poniéndola al servicio de la humanidad. Que eso, y no otra cosa, es lo que hace el emprendedor.

Pero el emprendedor de hoy no hace otra cosa que vivir pendiente de las finanzas. La empresas, pequeñas y grandes, trabajan a crédito, jamás con fondos propios. Y así se convierten en esclavas de los bancos en particular y de los financieros en general.

Lo que ocurre es que el FMI propaga la economía financista, con el hombre el servicio del dinero en lugar del dinero al servicio del hombre. Con la economía real al servicio de la economía financiera, en lugar de ser al revés. Y, finalmente, con empresarios, profesionales y trabajadores al servicio de los rentistas… en lugar de lo contrario. Y claro, así no hay manera. El FMI se ha convertido en el gran destrozador de la economía mundial.

¿Se imaginarían lo que ocurriría si aplicáramos el jubileo hebreo a las finanzas, que las deudas tuvieran un plazo de vencimiento, que a los cincuenta años se condonaran todas las deudas pendientes ¡Qué fuuuuerte! Por de pronto, Christine Lagarde tendría que buscarse otro empleo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com