Sr. Director:

¿Recordamos, los católicos, esta canción de los Congresos Eucarísticos y del Día del Corpus Christi? "De rodillas, señor, ante el Sagrario".

Pero, ¿cuántos se arrodillan hoy ante la Eucaristía, Cristo presente bajo la apariencia de las especies sacramentales? Ya sé que hay personas con artrosis; mas no es el caso.

Me pregunto: el no ponerse bastantes fieles de rodillas, ¿será por esnobismo, o porque se ha perdido el sentido de lo sagrado?

Imagino: si de repente apareciera, ante nuestra retina en la Santa Misa, la figura humana de Jesucristo, Rey del Mundo y señor del Universo, ¿cuántos nos arrodillaríamos  ante Él?  ¿No seríamos todos? 

Entonces, el no arrodillarse ni hacer siquiera una genuflexión,  ¿no será por debilidad en la fe? Cuando se saluda al Rey y a la Reina, ¿no realizan, incluso las ministras, una genuflexión? ¿Por qué, ante la Eucaristía, Cristo vivo, nuestros gestos son los mismos que ante un amigo cualquiera?  ¿Será que sólo nos hemos quedado con que Jesucristo es Amor y hemos olvidado que también es la Divina Majestad?

Evoco a San Pablo: «Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra, y toda lengua proclame: Jesús es Señor, para gloria de Dios Padre» (Flp 2, 10-11).

Josefa Romo

josefaromo@gmail.com