La Casa Rosada sigue los desgraciados pasos de España: la fecundación asistida constituye el criadero de embriones humanos utilizados como cobayas de laboratorio
 

Hasta personas con recto criterio, también muchos cristianos, consideran que la fecundación in vitro (FIV) es un canto a la vida, algo positivo, porque parejas que no podían tener niños lo consiguen. La verdad es que la FIV es todo lo contrario: es el criadero de embriones humanos congelados que se utilizan como cobayas de laboratorio, los llamados embriones sobrantes o embriones para quemar. La Iglesia condena la FIV porque nada tiene que ver con el nacimiento de niños como fruto de la entrega entre los esposos, como fruto del amor conyugal.

Pero no sólo la Iglesia. Cualquier defensor de la vida con unos mínimos conocimientos científicos, huye de la FIV porque a la mujer se le insertan más óvulos fecundados (de su pareja o de donantes desconocidos) de los que está dispuesta a alumbrar, con lo que se producen los llamados abortos selectivos. Y también por una segunda razón: la FIV es la fábrica de embriones sobrantes, crioconservados, que luego se matan al utilizarlos como cobayas de laboratorios, las famosas investigaciones con células madres embrionarias. No son células, son embriones, es decir, personas. Si uno no es católico, la única FIV que podría aceptar sería aquella en la que se fecundara un sólo óvulo y no se congelara ninguno para una segunda ocasión. Y si es católico, o sencillamente tiene sentido común, comprenderá que tener un hijo no es un derecho, sino un deber, y que las personas poseen la dignidad necesaria como para merecer haber nacido como fruto del amor ente hombre y mujer, no de la macedonia de un tubo de ensayo y mucho menos de padre o madre desconocidos.

Pero la confusión sobre la naturaleza, la práctica y el alcance de la FIV constituye una de las grandes mentiras de mundo actual, que ignoran incluso muchos provida. La fecundación asistida tiene buena prensa -prácticamente todos los hospitales sanitarios, también los que se niegan a perpetrar abortos, tiene un departamento FIV- a pesar de ser la raíz del gran mercado de la muerte.

Pues bien, Argentina parece dispuesta a legalizar la FIV. El kirchnerismo, ahora representado por Cristina Fernández, sigue los pasos del zapaterismo: aborto, gaymonio... y ahora FIV. La información es de Notivida.

Y por si no había quedado claro, monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, ahora mismo uno de los obispos más lúcidos de toda Hispanoamérica, se encargó de precisar qué cosa es la FIV. Lo hace mucho mejor que nosotros.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com