Sr. Director:

No se precisa ser crítico especializado para apreciar la calidad de una película. Hasta un corriente espectador puede saborear la belleza, técnica y mensaje encerrado en un filme, así como la mediocridad o bazofia de otro, en el que han tratado de darle gato por liebre.

No es novedoso afirmar que el director, actor, escritor y productor australiano Mel Gibson es uno de los registas que no defraudan al espectador. Su última película Apocalypto es un filme singular que deja sin respiro a la gente y produce una impresión imborrable con el regusto de haber visto una obra que merecía la pena.

Tras sus dos geniales, rentables y premiadas cintas Braveheart (1995) y La pasión de Cristo (2004), la reciente Apocalypto le sitúa, por méritos propios, en la más alta cota de celebridad, frente a los que discutían ser uno de los cineastas más grandes de todos los tiempos.

He leído y oído a varios críticos profesionales en la materia y coinciden en juzgarla como una obra maestra. Es cierto, que tiene escenas violentísimas al relatar las costumbres cruentas de los mayas, pero en nada contradice la realidad existente, según expertos arqueólogos e historiadores de la cultura maya.

Además de sus indiscutibles valores cinematográficos y la tensión emocional y espectacular que no decrece un solo momento, la cinta trasmite un estupendo mensaje simbólico-como final esperanzador al aparecer las naves españolas en las costas mexicanas.

Altamente recomendada para todo buen español y buen aficionado al cine, cine.

Miguel Rivilla San Martín

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