Lo cuenta el diario La Razón, sin duda el periódico nacional que con más respeto trata a la Iglesia -no sé si al cristianismo pero desde luego, sí a la Iglesia-: en todo el mundo ya son 2.000 las iglesias que abren las 24 horas, 15 de ellas en España.

Justo cuando se recrudece, en todo el mundo, también en España, las profanaciones y hurtos contra los templos, justo en el momento en que la persecución se quita la careta y actúa abiertamente, como está ocurriendo en Egipto y en Pakistán. Es igual: no tengáis miedo.

Es un movimiento imparable porque las iglesias se han edificado para rezar en ellas y lo que parece un tanto difícil en el caso de que no se pueda traspasar el umbral.

El movimiento de iglesias 24 horas va unido al de la exposición del Santísimo. Muy cierto: Cristo no desciende a la Eucaristía para estar encerrado en un sagrario: la exposición del Santísimo ha convertido a cientos de recalcitrantes.

Hablamos, por tanto, de un fenómeno mundial cuyo alcance, como ocurre con lo numinoso, es incuantificable pero se vislumbra enorme.

Ahora sólo falta que a la apertura permanente de templos y ostentación del Santísimo se una la apertura permanente de confesionarios. Porque, insisto, a mí me mosquea mucho la cantidad de gente que va a comulgar y la poca que acude a confesar, entre otras cosas porque en muchas ocasiones encuentra vacía la garita. Las excusas son muchas, la preferida esa de que no se puede confesar durante las misas. Respuesta: ¿Cómo sabe el presbítero si el penitente ha acudido a esa eucaristía o a la siguiente?

Por lo demás, todo marcha: hay que abrir todas las iglesias 24 horas, con el Santísimo expuesto y turnos de guardia de adoradores... y de confesores.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com