Pasar del analógico al digital significa multiplicar el pluralismo informativo, es decir, la cantidad de voces que pueden expresar sus ideas a través de la televisión.

Así se nos vende, además, no sólo desde el Gobierno, que no sería preocupante, sino desde el poder cultural, es decir, así nos lo venden los señores de la prensa. Y, sobre este punto, no hay alternativa posible.

¿Y en la práctica, en España? Digamos que no. El cambio de analógico a Digital ha servido para consagrar el monopolio de los grandes editores en torno a los grupos agraciados por las licencias: la TV pública, controlada por el Gobierno (con ZP más controlada que nunca), y los seis multimedia que se reparten todo el poder informativo, es decir, el oligopolio: PRISA, Planeta, Mediapro, Vocento y dos grupos italianos: RSC-El Mundo y Mediaset-Tele 5.

Dicho de otra forma: una hallazgo tecnológico, una maravilla de la ciencia, no ha servido para lo que estaba pensado, para ampliar el número de voces sino para todo lo contrario: para contentar al oligopolio. A los de siempre.

Eulogio López

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