El vicepresidente de Colombia no sintió vergüenza de confesar su fe durante un acto público celebrado en Madrid

 

A veces los ciudadanos no tienen tan claro que ésa sea la labor del político. En una encuesta a pie de calle, seguramente la mayoría de los preguntados respondería que los políticos buscan una silla desde la que vivir bien, trabajar lo justo y asegurarse un buen futuro. ¿El bien del país? A lo mejor no aparecería entre sus respuestas.

Por eso es curiosa la concepción que Angelino Garzón, vicepresidente de Colombia, tiene sobre la labor del político. De ideología de centro izquierda, aunque se considera católico, es el segundo de a bordo de un Gobierno elegido hace dos meses, de centro derecha. En España eso suena muy raro (tan raro que casi siempre se ven casos así cuando hay transfuguismo). Aquí lo importante es ser de derechas, de izquierdas o de donde se quiera, y no salirse del guión establecido. ¡Qué más da si una ley atenta contra la vida o si puede ser beneficiosa para todo el país! Lo importante es que la presente tu partido político o que él la rechace. Y lo que le digan al político de turno va a misa (menos para quienes no creen, que quién sabe a dónde irá).

De esta manera nos podemos encontrar que los mismos que prohíben los toros en Cataluña por el maltrato animal, blindan los correbous, donde los toros son cuidados a cuerpo de rey; o que políticos que están en contra del aborto, no se salgan de la línea del partido porque no tienen libertad de voto. ¿Y el bien común o la sensatez, dónde han quedado? Y claro, el bien común habrá quedado con Santo Tomás de Aquino, y como queda muy lejos en el tiempo, para qué llevarlo a la práctica.

En cambio, a Angelino Garzón no le importa ayudar a gobernar a quien puede sacar a su país adelante y, pese a provenir del comunismo, reconoce el bien que significa para su nación el practicar una economía mixta de iniciativa privada y pública. ¡Qué difícil es encontrar algo así en España, donde para muchos todo lo que suene a privado es de la derechona y todo lo que suene a público, es más que social y proviene de la izquierda más rancia! 

Juan María Piñero

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