Sr. Director:
Después del aborto, llega el turno de la eutanasia. En la dehesa andaluza, el Parlamento andaluz votó eutanasia el pasado miércoles 17 de marzo, a las 17 horas, hora taurina en que  estoques, banderillas y puntillas descabellan al bravo ganado.

 

Con igual fin de muerte pero sin clarines, y a iniciativa del Gobierno autonómico socialista,  se lidia una ley que introduce la sedación terminal a la carta y abre la puerta a una regulación del suicidio asistido, que es la próxima meta de la ideología de la muerte liderada por el presidente Zapatero.

Podemos despedirnos de la investigación y beneficios de la medicina paliativa. Una labor economicista de uno que ha demostrado su incompetencia económica, el rey del paro.

A falta de mejores banderillas al socialismo español le queda el rejón de muerte a lomos de la eutanasia y el aborto.

Con esta ley, médicos y auxiliares sanitarios se convierten en "ejecutores de un viejo arte" de decisiones irreversibles sobre la vida de pacientes en situación de vulnerabilidad.

Nada comparable al arte taurino, pues los enfermos son seres humanos indefensos. Más parecido al oficio de médicos de la muerte que sirvieron tan lealmente a Hitler.

Los andaluces no tienen opciones ni libertad para elegir trabajo, pero su Gobierno les  da a elegir cuando dejar de serles gravosos.

Buena hora la que pusieron sus señorías, las cinco, para tal descabello.

Juan Manuel Molina Valdés