La geografía de la democracia no coincide con la geografía del petróleo. El destino ha querido que las mayores reservas de petróleo y gas estén en países que o son dictaduras o están a un paso de serlo. Así, la OPEP es un grupo de once países ninguno de los cuales superaría holgadamente un examen minucioso sobre respeto a los derechos humanos.

Por eso, cuando un Hugo Chávez o un Irán pretenden poner contra las cuerdas a Occidente aumentando sin cesar el precio del crudo, Occidente responde: recuerden que si el precio del barril supera los 60 dólares, otras energías, desde las alternativas al hidrógeno, pueden comenzar a resultar rentables o al menos los mecanismo de producción pueden invertir para adaptarse a las mismas.