Alexander va a cumplir 12 años y se considera todo un perdedor, por ello cree que, el día de su cumpleaños, ha transmitido "su presunta" mala suerte a toda su familia, incluido a su optimista padre, que sufren, uno tras otro, un sinfín de desdichas…

Simpática y graciosa, esta comedia, basada en un libro muy vendido de Judith Viorst, cuenta con gags sencillos, de humor blanco, que pueden provocar la carcajada en  todo tipo de públicos, muchos de ellos logrados mediante la exageración de anécdotas  cotidianas que tienen lugar en un hogar con niños. Es una clara heredera de las alocadas comedias de los años 30 y 40 (screwball comedy).

Así, uno de los aciertos de esta película es que, al contar la familia protagonista con cuatro  hijos de diversas edades, se plasman situaciones propias de cada etapa con las que cualquiera puede sentirse identificado y donde prevalece siempre un mensaje optimista sobre la unidad familiar que, como decía Chesterton, es  el único lugar donde se aprecia a uno por lo que es y no por lo que aporta.

Steve Carell, interpretando un ingeniero espacial en paro y progenitor de Alex, vuelve a demostrar que es un actor ideal para comedia gracias a su indiscutible vis cómica.

Para: Pasar un buen rato en familia