• Lo único importante es que a los españoles no les importa el futuro de la Monarquía. Siguen sintiendo morbo, pero poco más. El estoicismo pagano marca la pauta.
  • Cuando se presiente el peligro la peor actitud es el fatalismo. Las crisis preludian algo mejor, no peor, aunque la medicina resulte dolorosa.
  • Los poderosos afrontan el cambio que viene aferrándose al poder. Por eso los políticos de hoy nos resultan tan patéticos. El pueblo ha caído en la cuenta de que poco puede esperar de ellos.
  • El último verano se ha convertido en la expresión de moda en Europa. Corre por la red de forma aviesa.

Una de las pocas genialidades que nos quedan en la prensa escrita son los artículos de Juan Manuel de Prada, en el diario ABC. El de este sábado 1 de septiembre se titula: "Un Mundo que agoniza". Y es un buen título, porque habla de la subida del IVA en el cine pero sólo como gancho donde explicar el mar de fondo… de un mundo que agoniza.

Lo mismo puede decirse del caso Urdangarín. Para entendernos: Urdangarín no ha dimitido de Telefónica, ha sido cesado. Su suegro, es decir, SM el Rey no ha puesto pega alguna, y ha dejado el caso en manos de sus cortesanos, en concreto en manos del Jefe de la Casa Real, y del Jefe de la Casa del Príncipe. Y éstos están empeñados en que el Duque de Palma sea juzgado y condenado, aunque luego puede ser indultado por el Gobierno.

Por cierto, un indulto difícil porque dos son los juzgados, Urdangarín y su socio, y dos pueden ser condenados, una pareja presuntamente inseparable en el perdón gubernamental.

Pero lo más importante es que a la sociedad española le importa el morbo de la condena al yerno real pero se muestra pasota, con pasotismo olímpico, ante la degradación de la Monarquía. Uno no es muy monárquico pero creo que una institución que ha durado más de un milenio merece un minuto de atención, porque todo lo que no es tradición es plagio.      

Pero lo más grave es el por qué: por qué una sociedad deja de valorar principios, personas e instituciones. A fin de cuentas, lo único importante es que a los españoles no les importa el futuro de la Monarquía. Siguen sintiendo morbo, pero poco más. El estoicismo pagano marca la pauta.

Cuando se presiente el peligro la peor actitud es el fatalismo. Las crisis preludian algo mejor, no pero, aunque la medicina resulte dolorosa.

 

Pero me temo que esta no es la actitud mayoritaria. Los poderosos afrontan el cambio que viene aferrándose al poder. Por eso los políticos de hoy nos resultan tan patéticos. El pueblo ha caído en la cuenta de que poco puede esperar de ellos y busca con denuedo algo distinto donde agarrarse. Faltan agarraderas humanas y sólo Cristo puede devolver la esperanza ante lo que se avecina.

El "último verano" se ha convertido en la expresión de moda en todo Occidente. Corre por Internet de forma aviesa. Y aunque en su nombre se dicen muchas tonterías, lo cierto es que son más los presentimientos que los argumentos y más el fatalismo que la esperanza.

Craso error, porque de esta crisis vamos a salir hacia un nuevo mundo. Es la confianza en Cristo, no el estoicismo pagano, lo que ha de marcar la vida de Occidente… y de los occidentales. Alegría, que no hay razón para que decaiga el ánimo. 

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com