La presidenta chilena Michelle Bachelet demuestra tener perfectamente domesticados a sus aliados democristianos. Así, Bachelet ha impulsado todas las leyes progres, que se repiten con idéntico sesgo en España, Argentina, Chile y otros países controlados por el centro izquierda, y cuyas prioridades son el aborto y la inmersión en la homosexualidad.

La interesante página chilena de Acción Familia denuncia una técnica de la dictadura gay que trata de criminalizar legalmente cualquier crítica al lobby homosexual, tipificando penalmente cualquier discrepancia con los planteamientos homosexuales.