Sr. Director:

Como mujer y madre que ama la vida de todos, me alegra la noticia: Los ministros de sanidad africanos rechazan que se utilice el aborto como medio de salud reproductiva y denuncian el imperialismo de las organizaciones supranacionales que se lo quieren imponer. ¡Pero qué ceguera, Dios mío...! ¿No se darán cuenta, o se la darán demasiado, de que la natalidad es la riqueza y la esperanza de África? ¡Cuánto ha sufrido África por desvergonzadas tribus europeas! Fue asolado demográficamente el continente negro por hombres blancos que se llevaron a sus jóvenes sanos a América central, cazados a lazo como si de animales salvajes se tratara. ¿No saben que en ese país pobre, los hijos son la esperanza de los padres cuando llegan a la ancianidad? No tienen seguridad social y son muchos los hijos que mueren por la enfermedad o el hambre.

Ahora, África ve diezmada su población por la lacra del Sida, allí que es en donde más prospera. ¿Cómo se le ocurre a nadie implantar el aborto en África? ¿Tanto les molestan los pobres? ¿Creerán que los negros son tontos? ¿Tienen inteligencia, o les sobra egoísmo y les falta conciencia?

Quiero felicitar a los ministros africanos por no dejarse engañar por las políticas antivida, fruto de ciegas ideologías inhumanas que se han adueñado de gente en el poder. La nueva ideología valora al ser humano sólo por su calidad de vida, y quiere elevarla aunque sea a costa de la vida de los no nacidos, los enfermos y los viejos. Luego dirán que son progresistas; progresistas no, utilitaristas oportunistas. ¿No es la ONU la principal organización supranacional empeñada en disfrazar sus políticas de control de natalidad y sus proyectos de reingeniería social, como pre-requisitos para un desarrollo sustentable?

Josefa Morales de Santiago

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