Como informó Hispanidad en su edición del pasado viernes, el jueves 21 se renovó la composición del Consejo de Administración de la línea aérea de bandera argentina, para reemplazar a Antonio Mata y a otros miembros, alejados de la compañía junto con él.

El nuevo Consejo de Administración mantiene como presidente al infaltable en la administración de Aerolíneas Argentinas desde 1990; ya presidente de su Consejo de Administración desde octubre de 2001 cuando Marsans asume el control de la compañía; actual titular del Estudio Jurídico que representa a Aerolíneas en su aún pendiente Concurso de Acreedores como también representante legal de su vinculada Austral: Horacio Fargosi, reputado abogado argentino especialista en derecho comercial. Le siguen, por supuesto, Gonzalo Pascual Arias y Gerardo Díaz Ferrán, también Directores de Aerolíneas Argentinas desde Octubre de 2001. El abogado Diego Fargosi, hijo del citado presidente de la compañía, e integrante del Estudio Fargosi & Asociados. Héctor Alonso, a su vez primer integrante del Estudio Fargosi & Asociados. Gabriel Pérez Junqueira, quien ejerciera en el pasado otras funciones dentro del Consejo de Administración de Aerolíneas Argentinas, y persona de confianza del Horacio Fargosi. Esteban Lucio Maccari, Gerente General de la aerolínea y Jorge Molina, su Gerente de Comunicaciones. El actual Consejo de Administración de Aerolíneas Argentinas se completa con el actual Director del Estado argentino Juan Antonio Bontempo, quien otrora intentara renunciar pero le fuera imposible hacerlo al rechazarle Marsans su gestión, en respuesta al rechazo e impugnación judicial por parte del Estado argentino de los tres balances presentados de la empresa. Y finalmente, el Director de del Programa de Propiedad Participada, representante de las ya más que exiguas acciones en poder de los trabajadores de Aerolíneas Argentinas.

Es decir, renovación de miembros en el Consejo de Administración de Aerolíneas Argentinas integrado el 21 de septiembre pasado hubo, pero sin cambio real de los intereses y de responsabilidades vigentes desde octubre de 2001 cuando MARSANS asumió su conducción. Están los mismos individuos sumados a sus allegados y subordinados-, que firmaron y aprobaron los balance 2002, 2003 y 2004 de Aerolíneas Argentinas y que el Estado del país suramericano rechazó e impugnó judicialmente por falsos y por socavar el patrimonio de su aerolínea de bandera; aprobaron ilegalmente la salida concursal de Aerolíneas al convertirse en su principal acreedor siendo sus dueños violando su contrato de compraventa comprando créditos que debían cancelar; desviaron fondos públicos españoles por 800 millones de dólares que debían ser utilizados para sanear financieramente Aerolíneas Argentinas y reactivarla industrialmente. Fondos que nunca llegaron a la empresa, y por eso se halla hoy casi tan endeudada como antes de entrar en su concurso de acreedores, con más de la mitad de sus aviones paralizados por falta de repuestos para el mantenimiento, con una flota a la que jamás llegaron las 23 aeronaves que debía incorporar Marsans por contrato de compraventa para renovarla y bajar sus costos operativos; han anunciado faraónicos proyectos de inversión como los que nuevamente harán por estos días- durante cinco años que nunca cumplieron; provocaron enormes deficiencias en su servicio que le han valido denuncias judiciales y reclamos incontables de sus usuarios, además del pago de sueldos de sus empleados en cuotas desde hace tres meses. Una situación de postración solo vivida antes por la compañía en 2001, cuando estuvo al borde de su desaparición por decisión de la SEPI.

 

Los mismos personajes que desde hace cinco años dirigen Aerolíneas Argentinas, y fueron denunciados y acusados por los Ministerios de Planificación (Julio de Vido) y de Economía (Roberto Lavagna) argentinos, conjuntamente con el Tribunal de Cuentas de España por numerosos delitos e irregularidades cometidos en su control de la compañía, la continuarán dirigiendo desde el 21 septiembre de 2006. Por más operativos de prensa que empleen, como es su modus operandi desde siempre, vendiendo un cambio que ni siquiera alcanza para el maquillaje mediático.

La gran pregunta es, si los ciudadanos argentinos, usuarios y trabajadores que cada día ven más inseguro su principal medio de transporte aerocomercial como su fuentes de trabajo; conjuntamente con los ciudadanos españoles que bien quisieran saber qué hizo Marsans con los cientos de millones de dólares de sus impuestos que le regaló nuestro erario desde el 2001, les creerán a este nuevo Consejo de Administración, que es en verdad más de lo mismo.

¿O sólo les creerán aquellos que quieren hacerlo, dentro de las facciones de poder que ampara y encubre a Marsans, en Argentina y España, en los gobiernos de Kirchner y Zapatero?