Sr. Director: 
Rumbo a España, con motivo de su viaje a Santiago y a Barcelona, en el avión, Benedicto XVI habló de un país lleno de dinamismo, lleno de la fuerza de la fe, de una fe que responde a los desafíos de toda época, también de la nuestra. España y Europa entera no sólo le deben históricamente su ser a la búsqueda de Cristo, simbolizada a la perfección en el Camino de Santiago.

 

La presencia de Dios, dijo el Papa, se trasluce detrás de todos los bienes, verdades y bellezas admirables en este mundo; admirables, pero insuficientes para el corazón del hombre, porque el hombre está hecho para desear el Infinito. Por eso, dijo el Papa, ha sido una tragedia que en Europa se haya divulgado a veces la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su liberad. A esa Europa le pidió el Papa que se abra sin miedo a Dios. Porque, ¿cómo es posible que se haya hecho silencio público sobre la realidad primera y esencial de la vida humana?

Ésa es la incómoda pregunta que lanza el Papa a Europa, pregunta dirigida en particular a España, necesitada de un nuevo encuentro entre la fe y la laicidad. A una laicidad auténtica, sin secularismos excluyentes.

Suso do Madrid