Sr. Director:

Diariamente, se habla y escribe hasta la náusea sobre política en todos los medios de comunicación. Pero la política es solo uno de problemas importantes que nos atañen; hay otros tan graves o más que se nos están ocultando de forma premeditada: El Aborto es uno de ellos. Las estadísticas "oficiales" calculan en unos 100.000 abortos al año en España. Como somos poco más de 40 millones los españoles y unos 50.000 los habitantes de Mérida, corresponderían, en números redondos, 1 aborto por cada 400 españoles. Mejor dicho, por cada 200 españolas pues los machos no paren. A Mérida le corresponderían unos 125 abortos al año, o sea 10 al mes ¡Diez abortos cada treinta días! Y nadie se conmueve, porque esto no sale en la TV.

En diez años habremos asesinado en España a bastante más de un millón de españoles sin nacer. Poco más o menos los habitantes de toda Extremadura. Sin embargo, estimaciones no oficiales calculan en no menos de 400.000 los abortos, incluyendo extranjeras y abortos no declarados. Así que multipliquen por 4 las cifras anteriores. Tampoco se nos dice casi nada de las muertes de madres al abortar, y menos aún de las secuelas psíquicas y físicas que acompañarán a estas mujeres durante toda su vida. España se ha convertido en un inmenso matadero, un tremendo holocausto, donde la ONU, la UNESCO y gobiernos de izquierda han diseñado una propaganda demagógica interesada que ha convencido a nuestra sociedad de la bondad del aborto.

La progresía internacional está Interesada en destruir nuestra sociedad cristiana para imponer algo que nadie sabe aún que es. ¿Qué tiene el aborto de malo? Dicen. A partir de aquí: "Todo el monte es orégano". El hombre es el animal que siempre se justifica y toda acción, por muy monstruosa que sea, siempre encontrará un filósofo para justificarla. También aquí justificaremos los abortos, aunque para ello tengamos que cambiar el significado de las palabras y llamarlo "interrupción del embarazo" Sin embargo, hay acciones que nunca podrán justificarse porque la conciencia se rebela contra lo monstruoso y lo criminal por mucho que se intente dorar la píldora. Jamás en la historia de la humanidad en ningún país se ha alentado, propagado y favorecido con leyes el aborto.

Tras miles de años han tenido que aparecer unos cuantos sabios progresistas para descubrirnos que lo bueno de siempre es malo y lo malo bueno. Así nos va. Por ahora salen ganando los médicos sin escrúpulos y las multinacionales del aborto El Papa Benedicto XVI, al dirigirse a los peregrinos en la Plaza de San Pedro, el 4 de este mes de febrero de 2007, día de la Jornada por la vida, dijo que había que defender la vida desde su concepción al ocaso natural. Efectivamente, la vida humana empieza en la concepción. Así opinan también los médicos. Organizaciones Pro-Vida en todo el mundo están salvando miles de vidas en una lucha contra fuerzas muy superiores. Hay que reconocer que las mujeres, sobre todo las jóvenes y las no casadas, se encuentran sometidas a una presión social muy fuerte para abortar. Los padres, los maridos, los novios se ven involucrados en una situación no deseada. Ellos se verán libres, pero la mujer afectada quedará esclava de remordimientos para toda su vida.

Se buscan excusas: Todo se hace por el bien de la mujer, la mujer es dueña de su cuerpo y es libre de hacer lo que quiera, tiene derecho al aborto, el marido no cuenta,…y en nombre de la libertad y de la razón se comete un crimen más. Mientras tanto, la ONU, la UNESCO y los gobiernos progres amenazan a los países del tercer mundo con privarles de ayudas si no legalizan el aborto libre. El crimen se ha legalizado e institucionalizado. ¿Y después? Después, está más que comprobado que las mujeres que se han sometido a un aborto "voluntario", acuden a los Centros de Salud Mental con trastornos, a veces graves. Es lo que suele llamarse "Síndrome post-aborto" que viene a ser como un estrés postraumático con una serie de perturbaciones emocionales y psíquicas, y que puede aparecer más o menos tempranamente tras el aborto.

Es obvio que toda mujer que aborta queda profundamente afectada aunque no quiera o no pueda reconocerlo. «Las mujeres con alguna señal indicativa de trastorno emocional corren mayor riesgo de graves desajustes mentales tras el aborto, y más si tenían alguna enfermedad psiquiátrica previa» Ya se reconoce el elevado el coste que producen tanto personal, como familiar y social estas enfermedades. En buena proporción se tornan adictas a las drogas, al tabaco, son propensas al suicidio y se vuelven nerviosas, irritables e insomnes…Muchas rechazan a los niños, les repugnan los hombres y se desprecian a sí mismas. En cierta ocasión, a través de Caritas, tuvimos que ayudar a una joven embarazada; su compañero insistía en que debía abortar. Vimos a una mujer que actuaba como borracha, con la cabeza escondida entre sus manos y sacudidas sus espaldas por los sollozos de un llanto inconsolable. No parecía que para ella el aborto fuera ninguna liberación. Poco después, les perdimos la pista.

Para una mujer destruir a su hijo, asesinarle sería la palabra correcta, es siempre un trauma, no sólo físico sino también psíquico. Siempre les deja huella. Por eso no es extraño que el profesor Willke diga: «Es más fácil sacar a un niño del útero de su madre que sacárselo de su pensamiento». Como dijimos al principio, de seguir así, y esto va en aumento, cada diez años habremos asesinado en España a bastante más de un millón de españoles. Poco más o menos los habitantes de toda Extremadura. No es de extrañar que las catástrofes apocalípticas estén empezando a nublar y a entenebrecer, entre otros, a este país antes llamado España

Alejo Fernández Pérez

Alejo_fp@terra.es