La Caixa no participará en la operación, al menos hasta después de las catalanas. Al no tener el control, CVC apuesta por los 12 euros por acción. Pérez huye hacia adelante: renueva los derivados sobre Iberdrola mientras la deuda y el apalancamiento de ACS se disparan

Abertis ha presentado los resultados del primer semestre, en la mañana del jueves. Buenos resultados. En la misma mañana del jueves presentaba resultados su accionista, la constructora ACS, quien pretende vender su 25% (o el porcentaje que le acepte los fondos de capital-riesgo) de Abertis. Y no, los resultados de ACS no son buenos. El negocio recurrente aumenta, sí, pero, como comentamos hoy, el problema es doble: no se dispone de los ingresos que proporcionaba por consolidación global Unión Fenosa y, encima, la deuda se ha disparado por la obsesión de Florentino Pérez (¡Oh capitán, mi capitán!) en hacerse con el control de Iberdrola.

Veamos: tras la salida de Fenosa, el beneficio neto de ACS cae un 67%, la deuda alcanza los 10.423 millones de euros y los fondos propios de ACS caen desde los 4.267 a los 3.258 millones de euros. No es para menos, la deuda asociada a la compra de Iberdrola se eleva a 4.476 millones y el calendario de vencimientos hasta 2012 resulta pavoroso. Junto a los 748 millones de Hochtief supone el 50% de la deuda neta de ACS.

Cualquiera diría que, en estas circunstancias, lo lógico sería llegar a un acuerdo con Iberdrola, tal y como le aconsejan a Pérez sus dos socios: los Albertos y los March.

De ahí el empeño, con ligeros tintes suicidas, de Pérez por cerrar la operación Abertis. Si no puede vender el 25 que sea el 20, o lo que sea, a CVC y a otros fondos de capital riesgo. Ahora bien, no va a contar con el apoyo de La Caixa, que controla el 29% del capital, por lo que los fondos, especialista en entrar, trocear, vender y marchar, saben que no tendrán poder en la empresa para hacerlo. Esto supone que Pérez empezó pidiendo 18 euros por acción por su paquete, luego se conformaba con 16 y los fondos les respondieron que sin La Caixa serían 12. Y eso contando con que la operación se hiciera desde el paraíso fiscal muy legal todo, oiga- de Luxemburgo. O eso, o un acuerdo de recompra a plazo fijo y con precio pactado.

Sigamos. La Caixa no está dispuesta plantearse la operación al menos hasta después de las elecciones catalanas de noviembre. Entre otras cosas, porque la sociedad catalana, así como el PSC y CIU no entienden por qué, sin necesidad alguna, hay que trocear una empresa de infraestructuras señera en la trasmisión electrónica, digital, por satélite, en comunicaciones viarias, aeroportuarias y siga usted contando, como la que preside Salvador Alemany.

Pero no hay tu tía. ¡Oh capitán. Mi capitán!, el presidente del Real Madrid no es amigo de pactos y, además, sabe que se juega su propio cargo en ACS, así que ha decidido huir hacia adelante en una estrategia peligrosísima. Por de pronto, ha renovado el contrato de derivados en Iberdrola con el banco Natixis, casi un 5% del capital, con el consiguiente aumento de costes hasta marzo de 2012.

En el entretanto, Pérez continúa su ataque contra Iberdrola. Abertis no se la va a entregar en bandeja por lo que solo le quedaría la solución final: intentar que una multinacional extranjera, EDF, E.ON, RWE o Suez GDF, lanzara una OPA contra Iberdrola. Es decir, otro caso Endesa. Y, como ya hemos recordado, uno de los bancos que financia a ACS en la toma de Iberdrola es Mediobanca, que en España lidera el presidente de Endesa, Borja Prado Eulate.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com