• Pero a diferencia de la compañía gallega, lo ha reconocido en cuanto han surgido las dudas.
  • Y es que, actualmente, la clave de las grandes empresas es la deuda.
  • Y cada una utiliza 'trucos' contables distintos para mostrar la cara más positiva.
  • Pero al final, las deudas son deudas y hay que pagarlas, independientemente de cómo se contabilicen.

La deuda se ha convertido en la clave de las grandes corporaciones. Para entendernos, en época de bonanza económica, hace unos diez años -cómo pasa el tiempo- y con el Banco Central Europeo en pleno manguerazo de liquidez, las empresas se lanzaron a un crecimiento sin precedentes. Eso sí, lo hicieron endeudándose hasta las cejas. Deuda que, en estos años de crisis, ha hecho crujir los cimientos de algunas compañías que se las prometían muy felices.

En definitiva, la deuda ha pasado a ser la clave de las grandes empresas y uno de los indicadores más vigilados por los analistas. Por eso, las compañías intentan disfrazar la deuda como pueden utilizando distintos trucos contables, todos legales, pero trucos.

Uno de ellos consiste en no contabilizar la deuda de las filiales, de tal manera que el dato mostrado en los resultados trimestrales sólo haga referencia a la deuda de la matriz. Es lo que hizo Pescanova y es lo que ha hecho Abengoa. El grupo que preside Felipe Benjumea (en la imagen) cargó a su filial Greenfield hasta 1.600 millones de euros de deuda emitida en bonos verdes.

La empresa no lo notificó como deuda hasta que llegó la agencia Fitch y sumó esos 1.600 millones a la deuda del grupo, porque esos bonos verdes tenían la garantía de la matriz. Es decir, al final, si Greenfield no podía hacer frente a la deuda, sería la propia Abengoa la que respondería por ella. En todo caso, Abengoa ha reconocido que su deuda neta asciende a 9.022 millones de euros. La bruta alcanza los 13.445 millones.

Pero, a diferencia de Pescanova, la empresa andaluza sí ha reaccionado y ha reconocido el desfase, aunque lo achaca a un malentendido. Además, ha asegurado que recomprará bonos por 600 millones de euros, y lo hará con la liquidez de la propia empresa, no con la emisión de nueva deuda. La rectificación, además, ha permitido recuperar, al menos, parte de la cotización en bolsa que se desplomó durante el jueves y el viernes de la semana pasada. A media sesión de este martes, los títulos de la compañía repuntan otro 15% y ya cotizan por encima de los dos euros.

Otro truco contable utilizado por las empresas para descontar deuda es la poner activos disponibles para la venta. Es el método preferido por ACS, que lleva varios años incluyendo en este apartado sus activos de energías renovables, entre otros. Y es que, en el momento en el que pone un activo disponible para la venta, la deuda asociada a ese activo deja de consolidar en la deuda total del grupo.

Por supuesto, estamos hablando de artimañas totalmente legales, pero artimañas al fin, utilizadas para mostrar una imagen más positiva de las empresas. Pero al final, las deudas son deudas y hay que pagarlas, independientemente de cómo se contabilicen.

Pablo Ferrer

pablo@hispanidad.com