Sr. Director:
Los abuelos siempre han jugado un papel muy importante en la educación de los nietos, han sido modelos de comportamiento, transmitiéndoles normas, actitudes y valores morales, al tiempo que ellos recibían la compañía y el amor de sus nietos.

 

Yo he sido hija única y cuando me casé, como todos, formé mi hogar, pero a los dos años de casada murió mi padre.

Al quedar mi madre sola, le dije si quería venirse a vivir a casa con nosotros, estaría más distraída con los niños. Al principio empezó por estar unos días, luego unas semanas, hasta que se quedó definitivamente. Ya había nacido un tercero, luego un cuarto, luego un quinto y ella se sentía útil, porque también yo procuraba darle sus tareas, como estar pendientes del más pequeño que se quedaba en casa, el repaso de costura, que a ella le encantaba y no les cuento a la hora que llegaban todos del colegio; ahí estaba la abuela poniendo orden y contándoles historias. Dios permitió que tuviera una larga vida y murió con 95 años. Siempre que nos reunimos en casa con todos mis hijos, tienen algo que contar de su abuela. Y la recuerdan con un cariño y agradecimiento de haberla disfrutado, impresionante.

Pero desgraciadamente, hoy, esto se va perdiendo, cuando los abuelos se hacen mayores que ya no pueden ayudarnos, sino todo lo contrario que tenemos que atenderlos, es muy frecuente escuchar estoy buscando una residencia para mamá o para papá, allí estarán mejor atendidos.

Hay que tener en cuenta que nosotros los dos trabajamos fuera de casa y necesitan que se les dé la comida, no se comunican ni comprenden las palabras, no pueden ni asearse, están desorientados en cuanto a su persona, al espacio y al tiempo, no se interesan ni por su propio aseobastante tengo ya con mis hijos.

Total, que se toma la determinación de buscar la residencia, eso sí, con la excusa de que allí estarán mejor atendidos. ¡Qué pena! Se nos ha olvidado, que esos padres, cuando fuimos bebés, nos daban de comer cada tres horas, nos cambiaban también los pañales, nos sacaban de paseo, con todo el cariño, padre y madre estaban pendientes de nosotros, aún sabiendo que había que madrugar para llegar a tiempo al trabajo.

Rita Villena