Para algo tienen que servir los grandes rotativos. Por ejemplo, interesante el reportaje del ensayista francés Bernard Henri Lévy sobre el Sudán, ese enorme país africano donde periódicamente la ONU nos habla de paz, y donde lo que realmente sucede es que el fundamentalismo islámico masacra a los negros cristianos y animistas. Por negros y por cristianos. Eso es todo lo que ocurre, aunque los medios occidentales se empeñen en describir una lucha entre iguales, similares en poder y similares en crueldad.

En Libia, un régimen menos integrista que el sudanés, los musulmanes despreciaban a los inmigrantes de Chad y Níger, que atravesaban el Sahara hacia el norte para intentar sobrevivir. Afirmaban que les traían enfermedades. Esos negros eran los que habían creado el bloque cristiano que llenaba la única iglesia permitida por Gaddafi en Trípoli. Porque ya se sabe que nuestros colegas de la Alianza de Civilizaciones son de lo más respetuoso con otros credos y otras razas.

En Sudán no todos son malos: hay perseguidores y perseguidos: los torturadores son los musulmanes; los torturados, cristianos y animistas, es decir, gente inferior.

El reportaje de Henri Lévy coincide con la nueva amenaza de Al Qaeda a España. Salta así por los aires la diferencia que los socialistas intentaban establecer entre la guerra ilegal de Iraq y la guerra legal de Afganistán. La verdad es que, en puridad, ambas guerras son ilegales, en tanto los norteamericanos comenzaron a bombardear Afganistán en 2002 sin permiso de la ONU (el permiso llegó después). Ahora bien, sólo un necio podía suponer que para el señor Ben Laden, o para el movimiento islámico mundial –afortunadamente siempre dividido entre sí-, había diferencia entre Iraq y Afganistán. La respuesta de Ben Laden ya ha llegado: no, no la hay. Afganistán es nuestro e Iraq también. Matemos a los occidentales que entraron en Iraq y a los que entraron en Afganistán. O sea, Alianza de Civilizaciones.

Por decirlo de algún modo, a ZP se le está acabando el crédito del 11-M. Ciertamente, sería muy estúpido por parte de Ben Laden intentar un atentado en España, que ha sido el gran triunfo del terrorismo islámico, donde su chantaje ha funcionado: gracias la asesinato de 192 personas consiguieron cambiar el Gobierno. Pero nadie ha dicho que Ben Laden sea inteligente. Astuto, sí, desde luego, pero no inteligente: los fanáticos suelen ser muy racionales, pero muy poco razonables. Además, a ZP ya se le ha dado un periodo de gracia, pero los periodos de gracias de los terroristas nunca son eternos.

En resumen, la nebulosa Al Qaeda, es decir, el terrorismo islámico intentara golpear a España simplemente si consideran dos vectores:

1. Que se pueda.

2. Que ZP no tenga nada que darles a cambio (ya no lo tiene, porque si retira sus tropas de Afganistán el ridículo sería demasiado espantoso. Recuerden que es una guerra "legal").

3. Que la locura islámica, que es mucha, considere que puede recuperar Al Andalus, es decir, España. Una invasión política, que no militar, la concesión de más derechos y subvenciones a la población musulmana española, puede ser el camino. Más derechos y subvenciones que ZP, siempre pendiente de la Alianza de Civilizaciones, no dudaría en ofrecerles.

Y es que con el terrorista es muy difícil pactar, Y con el fanatismo, aún menos. Sus reclamaciones nunca tienen límite.

Eulogio López