Sr. Director:
Una queja común de los padres de adolescentes es que su hijo pasó de ser una persona tierna, amable y buen genio a ser un joven retraído, rebelde y altanero. ¿A qué se debe este drástico cambio?

 

Me lo cambiaron, ya no es el mismo de antes, qué le pasa, yo quéle hice son pensamientos que retumban en la mente de papás y mamás.

Además de los cambios físicos que suceden en el cuerpo del ser humano en este ciclo, surgen ciertos desajustes en la personalidad que requieren del conocimiento y de la preparación de los padres de familia para saber abordar las situaciones conflictivas que se pueden presentar.

Si bien el cambio drástico se debe, en que su voluntad a cedido del bien, de la inocencia, de la pureza, a todo lo contrario, y mientras el bien tenía esa dulzura, perspicacia, genialidad y tantas cosas lindas... el mal o pecado por la pornografía, el nudismo, tienen esas consecuencias; la mujer como al principio, sigue de pervertidora por las modas provocativas y lujuriosas para excitar al hombre, ignoran que la ley es como das recibes para perder todo pudor, y abrasarse en toda suerte de concupiscencias, un clima que no se puede resistir los niños empiezan por masturbarse, para muy pronto realizar toda clase de relaciones sexuales, quedando destruido el equilibrio que controlaba los bajos instintos para ser el principio del fin, sino hay conversión y rectificación hacía los mandamientos de Dios.

Son los dos reinos en lucha, con un solo fin: apoderarse de nuestra alma para toda la eternidad... al dar nuestra voluntad a Dios o a Satanás. Porque lo único propio que tiene el ser humano es su voluntad dada por Dios. Por lo cual los santos se hicieron tales, al conseguir hacer de dos voluntades una sola: la de Dios, al vivir siempre dentro de su querer o mandamientos. A pesar que el Reino de Dios sufre violencia y hombres violentos lo arrebatan, todo en proporción al bien inmenso que se consigue, no hay valor mayor, y felicidad más grande, que la victoria sobre nosotros mismos contra el mal.

Hoy día, la falta aterradora de voluntad y de coherencia es el origen de muchos vicios, de los desordenes más trágicos de la humanidad. Hoy, el no tener carácter pasa, en el sentir de muchos, como virtud de prudente adaptación a las circunstancias, y la falta de coherencia con los propios principios se denomina «astucia», y el perseguir el interés individual se llama interés por el bien común. Por eso se prima tanto la comodidad y el goce sobre la honradez.

Y es que el carácter no es un «premio gordo» que se pueda conseguir sin méritos y sin trabajo, sino el resultado de una lucha ardua, forjada a base de auto educación, de abnegación, de una batalla espiritual sostenida con firmeza. Y esta batalla ha de librarla cada uno por sí solo. Nadie lo hará por ti.

Es una trágica pendiente esta situación, con consecuencias terribles para la familia, la sociedad, al no tener en cuenta que precisamente en la Cruz de Jesús, (que con su ejemplo nos propone) que es el renegarse así mismo solamente el que va por el camino del bien, sabe donde va, de otra manera el animo desordenado será verdugo de sí mismo, para infestarse primero a si mismo con toda la sociedad.

¿No estará en la cruz, el misterio de la felicidad...? El éxito, que tanto buscamos y perdemos al salirse de la vía que es: la cruz de cada día, en las molestias al fiel cumplimiento de todos nuestros deberes. Sin duda, una verdadera paradoja, con trágicas consecuencias.

J. Ignacio López Sanjuan