Uno de los países más cabrones a la hora de perseguir cristianos (y exportar terroristas a Europa) es Paquistán.
Por eso me ha sorprendido la entrevista que publica el viernes La Razón con el obispo de Multan, Andrew Francis: al tío le disparan unos islámicos en la cabeza y él habla de perdón. Hay que tener muchas agallas para eso, mucho coraje... muchas narices. Perdonar es de valientes, guardar rencor, preparar venganzas, está al alcance de cualquier cobarde. Yo no soy tan valiente como monseñor Francis, lo reconozco. Ni de lejos.
La geografía de la persecución abierta (la encubierta se da en Occidente) a los cristianos recorre Asia, especialmente China, India y Paquistán. Estamos hablando de una población superior a los 2.000 millones de seres humanos, así que no es cosa de broma.
Y Occidente, como siempre, calla. Está muy ocupado vendiéndole sus productos a esos 2.000 millones de seres humanos. George Bush fue el último presidente gringo en levantar la voz en nombre de la libertad religiosa, Obama es demasiado progresista para ello. Pero no lo duden: la libertad religiosa constituye ya la clave política del siglo XXI.
Eulogio López
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